Kampala, 16 dic (EFE).- El Tribunal Supremo de Uganda ordenó este lunes al Gobierno el pago de hasta 10 millones de chelines ugandeses (unos 2.610 euros) a cada víctima de Thomas Kwoyelo, un excomandante del grupo rebelde con ideología extremista cristiana Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en inglés) condenado por la Justicia.
"En una decisión histórica, la Sala de Crímenes Internacionales del Tribunal Superior de Uganda ha ordenado hoy reparaciones para las víctimas de la rebelión del LRA", informó la Fiscalía en un comunicado difundido en su perfil de la red social X.
El tribunal reconoció así que, aunque el condenado es el principal obligado a proporcionar reparaciones, el Estado tiene la responsabilidad última cuando esos pagos son inalcanzables.
Además, de acuerdo con el Ministerio Público, la sentencia subrayó que las "atrocidades masivas" como las cometidas por el LRA "se derivan de fallos más amplios del Estado a la hora de proteger a sus ciudadanos".
El Supremo concedió reparaciones económicas en función de la naturaleza del daño sufrido, según la Fiscalía: desde tres millones de chelines (unos 780 euros) por "exhumaciones y otros rituales y ceremonias" hasta los 10 millones a las familias de cada persona asesinada, pasando por cinco millones (unos 1.305 euros) a las supervivientes de violencia sexual.
"La sentencia es un rayo de esperanza para quienes han sufrido en silencio durante demasiado tiempo (...). Mientras Uganda se enfrenta a su pasado, las víctimas de la rebelión del LRA nos recuerdan una verdad innegable: la justicia, por muy tardía que sea, sigue siendo esencial para construir un futuro basado en la dignidad, la paz y la reconciliación", expresó la Fiscalía.
El pasado 25 de octubre, el Tribunal Superior de la ciudad de Gulu (norte) condenó a 40 años de cárcel a Kwoyelo, declarado culpable el pasado agosto de un total de 44 cargos, incluidos crímenes de guerra.
El antiguo rebelde, que estaba acusado -entre otros cargos- de asesinato, violación, secuestro, esclavitud, tortura y saqueo, negó los más de 70 cargos que se le imputaban, cometidos en Uganda, lo que ahora es Sudán del Sur y la República Democrática del Congo (RDC) cuando era miembro del LRA.
De los 70 cargos, el tribunal desestimó 31 por ser duplicaciones de otros y lo absolvió de tres.
El excomandante fue detenido en 2009 en un enfrentamiento entre el grupo paramilitar y el Ejército, y acusado de crímenes de guerra, entre los que figuran el asesinato deliberado de civiles, secuestros, destrucción de propiedad y tratamientos inhumanos.
Su caso se ha ido dilatando en el sistema judicial ugandés hasta ahora.
El LRA, en la actualidad muy poco activo, es un grupo rebelde que desde 1986 ha pretendido instalar en Uganda un sistema de Gobierno fundamentado en los diez mandamientos bíblicos y el nacionalismo del pueblo acholi.
Según la ONU, mató a alrededor de 100.000 personas en el norte de Uganda y el temor por sus ataques obligó a unos 1,8 millones de personas a abandonar sus hogares, desencadenando uno de los peores desastres humanitarios del mundo en ese momento. También secuestró a miles de niños para obligarlos a luchar.
El grupo está liderado históricamente por Joseph Kony, un autodeclarado profeta y el prófugo más antiguo de la Corte Penal Internacional (CPI).
Kony es uno de los criminales más buscados del mundo y sigue escondido en algún país del centro de África, después de que las ofensivas del Ejército ugandés obligasen a su grupo a huir primero a la RDC en 2006 y después a la República Centroafricana.
Pese a los esfuerzos de los Ejércitos de Estados Unidos y Uganda, que cooperaron hasta mediados de 2017 para buscar y arrestar a Kony, la ubicación del jefe rebelde aún es un misterio. EFE