Gobierno de Bengasi: las injerencias internacionales impiden solucionar la crisisl libia

Guardar

Mohamed Siali

Tánger (Marruecos), 14 dic (EFE).- El ministro de Exteriores del Gobierno libio de Bengasi, Abdul Hadi al Huaich, afirma que las contradicciones en las injerencias internacionales en Libia están retrasando la solución de la crisis en este país magrebí, dividido actualmente en dos territorios.

En una entrevista concedida a EFE, el responsable libio acusa al Gobierno de Trípoli, que califica de ilegitimo, de obstaculizar la celebración de elecciones legislativas y presidenciales en el país, y explica cómo la crisis entre los dos ejecutivos llevó al uso del petróleo como arma.

El país se encuentra dividido en dos administraciones rivales: el Gobierno de Unidad Nacional (GNU) de Abdelhamid Dabeiba, reconocido por la comunidad internacional y establecido en Trípoli (oeste); y el Ejecutivo de Bengasi (este), elegido por el Parlamento y dirigido por Osama Hamad y bajo la tutela del mariscal Jalifa Haftar.

"La comunidad internacional no parece seria en su deseo de resolver la crisis libia, gestiona la crisis libia pero no busca una solución justa y duradera" porque "tiene intereses contrapuestos, lo que retrasa la solución", afirma Al Huaich en la entrevista, celebrada en la ciudad marroquí de Tánger.

El político libio acusa además al Gobierno de Trípoli de ser "ilegitimo" y obstaculizar la celebración de elecciones legislativas. "El Gobierno de Trípoli es un ejecutivo cuyo mandato ha expirado. El acuerdo de Ginebra fue claro. Este gobierno tiene un mandato de un año, extendido como máximo por seis meses. Lleva cuatro años, usurpando el poder".

Y añade: "Lo que queremos son elecciones que se rijan por las urnas de la democracia, en lugar de por las armas. Nuestro objetivo es acabar con las cuestiones de la legitimidad y la legalidad, que nos dirijamos hacia la paz y que se ponga fin a la división actual".

Al Huaich reconoce que su Gobierno ha usado como arma el petróleo, del que Libia es uno de los principales productores de África con unos campos de extracción que se encuentran enteramente en la zona controlada por Bengasi.

"Lo usamos efectivamente cuando el Gobierno de Trípoli obstaculizó el acuerdo sobre un presupuesto unificado para el Estado libio por primera vez. En este caso, el Gobierno de Osama Hammad (de Bengasi) usó la carta del petróleo y detuvo su exportación, pero cuando se llegó a un acuerdo, se puso fin a esa suspensión", explica.

Y añade que su Gobierno no quiere "usar esta carta política" porque el petróleo "es la riqueza de los libios y queremos que todos los libios se beneficien de ella".

Al respecto, eleva una queja: "El Gobierno libio del cual soy parte es el que gestiona todos los campos petroleros y los protege, pero los productos de los campos petroleros y lo que se exporta de ellos va a la Corporación Nacional del Petróleo en la capital, Trípoli".

Lamenta que los ingresos de este petróleo vayan a ciertas entidades y a una sola región (la que está gobernada por el Gobierno de Trípoli), lo que en su opinión no es justo y retrasa la solución.

En cuanto a la crisis de migrantes sudaneses por la guerra en ese país, Al Huaich defiende el buen hacer de su ejecutivo. "Libia, su gobierno y el Estado Mayor, encabezado por el mariscal Jalifa Haftar, trató la tragedia desde una perspectiva humana y no legal, porque la ley libia estipula que cualquier inmigrante que entre de manera ilegal al territorio debe ser expulsado del país, pero ¿estas personas a dónde volverán?"

En Libia, la Organización Internacional para las Migraciones identificó en julio el número más alto de migrantes desde que comenzó los registros en 2016: más de 760.000, en buena parte por la entrada desde Sudán, particularmente en la zona de Al Kufra, donde se han llegado a registrar 300 y 400 entradas diarias.

"Huyeron del fuego de la guerra y de la sangre que se derrama todos los días. Más de 200.000 migrantes de nuestros hermanos sudaneses han entrado a Libia", afirma el ministro.

Al Huaich destaca además la relación "estratégica e histórica" con España. "La relación es muy antigua y siempre ha sido positiva", afirma.

Añade que los mayores campos petroleros son gestionados por empresas españolas, en especial Repsol, que produce de 300.000 a 350.000 barriles por día, además de otras inversiones, sobre todo en el sector de alimentos.

Recuerda que durante las inundaciones en Valencia, las Fuerzas Armadas libias enviaron dos aviones con más de 40 toneladas de ayuda como un "mensaje simbólico" de solidaridad del pueblo libio y al pueblo español. EFE

(foto) (vídeo)

Guardar