El nuevo jefe de Gobierno francés inicia consultas con la espada de Damocles de la deuda

Guardar

París, 14 dic (EFE).- Poco después de que Moody's degradase la nota de la deuda soberana gala en un escalón, el recién nombrado primer ministro de Francia, François Bayrou, inició este sábado una ronda de consultas institucionales con la preocupación por la situación económica del país como telón de fondo.

Junto al aviso de Moody's, sucedido algunas horas más tarde de su nominación, el centrista Bayrou ha tenido también que lidiar con el ciclón que ha arrasado el archipiélago de la Mayotte, región francesa del mar Índico que, hasta el momento, ha dejado al menos dos víctimas mortales.

El jefe de Gobierno, designado por el presidente francés, Emmanuel Macron, para intentar cerrar la crisis política del país agravada por la caída del Ejecutivo de Michel Barnier el 4 de diciembre, convocó en el Palacio de Matignon reuniones de carácter institucional.

El presidente del Tribunal de Cuentas, el exministro socialista Pierre Moscovici, y la presidenta de la Asamblea Nacional francesa, Yaël Braun-Pivet, ya fueron recibidos este sábado, cuando también se espera al presidente del Senado, Gérard Larcher.

Esta ronda servirá para que el veterano político (73 años) tome una primera temperatura del país antes de adentrarse con las reuniones con los principales grupos políticos de la Asamblea Nacional, que se prevés espinosas.

Será precisamente en esta institución donde se jugará el devenir de Bayrou, quien aún debe componer su equipo de gobierno. El conservador Barnier puede dar fe de ello.

El pasado 4 de diciembre, una moción de censura presentada por la izquierda y apoyada por la ultraderecha, unidas por su oposición al proyecto de Presupuestos de 2025, lo tumbó. El exnegociador jefe de la Unión Europea para el Brexit duró tres meses en el cargo, el más efímero desde la Segunda Guerra Mundial.

Bayrou, cuyo apoyo a Macron en las elecciones de 2017 fue crucial para que este se llevase la presidencia francesa, tendrá que componer con un rompecabezas parlamentario formado por tres bloques, en principio, irreconciliables.

La izquierda, ligeramente mayoritaria en número de escaños, el centro macronista y la ultraderecha de Marine Le Pen, que fue la que sacó más votos (11 millones), pero a la que el sistema electoral francés penalizó en asientos.

De momento, el único grupo que ha prometido una moción de censura a priori ha sido el izquierdista La Francia Insumisa (LFI), primera fuerza de la alianza del Nuevo Frente Popular (NFP).

Socialistas y Ecologistas, socios del LFI, han dicho que esperarán qué rumbo adopta el nuevo gobierno, una posición compartida por Marine Le Pen, quien, no obstante, advirtió de que no descarta apoyar una nueva moción si las demandas de sus votantes no son escuchadas.

Entre las prioridades de Bayrou, quien estimó durante su acto de posesión este viernes que "existe un camino para la reconciliación" de los franceses, figura la aprobación de los Presupuestos de 2025, que ha dejado en el aire una serie de medidas tributarias que, si no entran en vigor, pueden penalizar a la clase media.

El anuncio de la agencia estadounidense Moody's, que justificó la degradación de la nota de la deuda soberana francesa por el clima de incertidumbre política en Francia, ha hecho sonar las alarmas del Palacio de Matignon.

El nuevo primer ministro ha convocado este mismo sábado al gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, para tratar de las posibles consecuencias de esa bajada de nota.

La caída de la nota a largo plazo puede afectar a las finanzas públicas del país pues los inversores en deuda francesa pueden comenzar a exigir una tasa de interés más alta para prestar dinero al país.

En las otras dos grandes agencias de notación globales, Standard & Poor's y Fitch la nota de la deuda soberana está en el mismo nivel que en el de Moody's. Las tres agencias consideran la fiabilidad financiera del país "elevada", aunque un poco lejos de la calidad excelente. EFE

Guardar