Una nueva Siria de "unidad y tolerancia" en la mezquita de los Omeyas de Damasco

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Álvaro Mellizo

Damasco, 13 dic (EFE).- Una "nueva Siria" para todos, libre y plena de "dignidad, tolerancia y reconciliación" surgió este viernes -al menos en el discurso político- en la antigua y sagrada mezquita de los Omeyas de Damasco, donde miles de personas escucharon el primer sermón, conciliador y moderado, tras la caída del régimen de Bachar al Asad.

El encargado de poner palabras al acto fue el primer ministro interino, Mohamed Al Bashir, que desde la tribuna en una abarrotada mezquita -uno de los lugares más prestigioso del Islam-, pidió a sus conciudadanos ayudar en la construcción del nuevo Estado sirio, que será responsabilidad de "todos".

"Población de la Siria libre, la victoria es una gran responsabilidad y es una responsabilidad para todos nosotros. La construcción del Estado es una responsabilidad de todos nosotros", sentenció Al Bashir ante un público heterogéneo de mujeres, ancianos, jóvenes "muyahidines" armados hasta los dientes, periodistas extranjeros y damascenos conscientes de estar participando en un evento histórico.

El sermón no estaba anunciado, pero se sospechaba que hablarían el primer ministro o el líder insurgente islamista Ahmed al Charaa, conocido por el nombre de guerra Abu Mohamed al Jolani, que al frente del Organismo para la Liberación del Levante (HTS, en árabe), vinculado en su origen a Al Qaeda y aliado a facciones proturcas, derrocó al gobierno de más de 50 años de la familia Al Asad.

"El camino hacia la reconstrucción de Siria, país de la civilización, la dignidad y la libertad, y hacia el futuro solo puede hacerse a través de la tolerancia y la reconciliación", afirmó Al Bashir, en su primer discurso público desde que asumió hace tres días.

En el patio de la milenaria mezquita convivieron en la práctica esos buenos deseos antes del sermón, donde pudo verse una mezcla de personajes impensable hace tan solo 15 días: "muyahidines" fuertemente armados, de piel curtida y largas barbas posaban y prestaban sus fusiles a niños y sus familias para tomarse fotos; periodistas extranjeros, turcos en su mayoría, preguntando libremente, y ordinarios ciudadanos y ancianas.

Ahmed Gazal, recitador del Corán de la mezquita dijo a EFE que el sermón de este viernes era "una gran alegría para el pueblo y una victoria para la nación".

Siguiendo lo dicho por Al Bashir, añadió que lo que se espera ahora es que ya haya, "ojalá, unidad y hermandad entre el pueblo sirio".

"La unión es la fuerza, no hay duda. Ojalá toda Siria esté unida y reconstruyamos el país de una vez", dijo a la salida del sermón Fayza Mohamed Qader, una anciana que acudió a la mezquita con su nieta, hija y yerno, evidentemente felices de asistir a este momento y dichosos de poder hablar "con tantos extranjeros".

Qader pidió que la nueva Siria sea "como una boda, donde todas las sectas estén juntas y los desaparecidos vuelvan a sus casas"

Con traje de combate, y un excelente inglés, el periodista turco-alemán Abdussamed Dagül, "residente en Idlib en los últimos 14 años" explicó a EFE que el nuevo gobierno "cumplirá su palabra", pues sabe que el problema de Siria fue la "división y la represión".

"El Gobierno de Salvación tiene experiencia en esto en Idlib. Saben lo que se juegan", añadió. A su lado, jóvenes armados y enmascarados hablaban alemán y departían también con los periodistas en inglés:"¿Seguimos siendo terroristas en Europa? Pronto ya verán que no".

Había más buena voluntad en Damasco que en el resto de Siria, donde la violencia continuó en la zona noreste entre las milicias kurdosirias y las proturcas aliadas del HTS en el entorno de Manbech, donde los primeros anunciaron haber frustrado dos grandes ataques contra la presa Tishrín y el puente Qereqozaqe.

Estos choques continuaban en esa zona pese al anuncio de un alto el fuego en Manbech mediado por Estados Unidos.

De hecho, la autoproclamada Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES, en inglés), liderada por los kurdosirios, anunció hoy mismo estar preparando un proceso de diálogo con los insurgentes que derrocaron al régimen de Al Asad para "unificar mecanismos" en el país.

Mientras, Israel volvió a bombardear almacenes de armas y posiciones pertenecientes al Ejército del depuesto presidente para desmantelar su antigua infraestructura militar, como informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

La intención es evitar que esta infraestructura y armamento caiga en manos de los insurgentes que lo derrocaron.

Además, Israel anunció que sus tropas se mantendrán durante los meses de invierno sus posiciones en el lado sirio del monte Hermón, en la zona desmilitarizada de los Altos del Golán. EFE

(foto)(video)(informe a cámara)(audio)

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