(Bloomberg) -- Por segunda vez una nación del Golfo Pérsico será sede de la Copa Mundial de la FIFA: Arabia Saudita fue confirmada como sede de la versión de 2034. Es una elección que ya está salpicada por la polémica.
Para el príncipe heredero Mohammed bin Salman, también conocido por sus siglas como MBS, puede ser la mayor victoria hasta la fecha en su estrategia de usar el deporte para atraer turistas, incrementar su capacidad de influencia y mejorar la imagen del país.
“Esto es enorme para MBS y el estado saudí. Podría decirse que es la cúspide de su estrategia deportiva hasta la fecha”, afirma Stanis Elsborg, director de Play the Game, un organismo de investigación sobre normas éticas en el deporte con sede en Dinamarca. “Pero para MBS, no se trata sólo de organizar un torneo”.
Arabia Saudita comenzó hace ocho años un millonario programa de transformación destinado a reducir la dependencia de su economía del petróleo. Incluye la creación de docenas de nuevas industrias, modernizar la sociedad y abrirse a los visitantes.
El reino ha invertido mucho en deportes para impulsar esas iniciativas, tanto en el extranjero como en su propio país, y espera que acontecimientos como la Copa del Mundo energicen a su joven población.
Pero la candidatura saudita para albergar la Copa del Mundo de 2034 ha sido controvertida desde el principio. Grupos de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional han expresado su preocupación por el uso de mano de obra explotada y un par de senadores de EE.UU. querían que se rechazara la candidatura debido al deficiente historial de Arabia Saudita en materia de derechos humanos.
Las agencias de inteligencia de EE.UU. consideran a MBS responsable de ordenar el asesinato en 2018 del columnista del Washington Post Jamal Khashoggi.
El reino quiere que el Mundial distraiga la atención de esas cuestiones, según Elsborg.
“No ignoremos el lado oscuro: no se trata del amor por el deporte”, dijo. “Se trata de utilizar el deporte para distraer la atención de su espantoso historial de derechos humanos y asegurarse la legitimidad mundial”.
El gobierno de Arabia Saudita no respondió a una solicitud de comentarios.
Qater, sede de la primera Copa Mundial en Oriente Medio en 2022, enfrentó críticas similares de lavado deportivo para desviar la atención de su historial en derechos humanos. Sin embargo, el acontecimiento se consideró un éxito deportivo que elevó el perfil del pequeño país peninsular en la escena mundial.
Arabia Saudita espera una ganancia mayor. MBS ha entablado una relación con el Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quien lleva tiempo presentando al país como posible sede de la Copa Mundial. El gigante petrolero saudí Aramco se ha convertido en un patrocinador clave de los eventos de la FIFA.
Al final, Arabia Saudita fue la única candidata a organizar el Mundial de 2034 tras la retirada de Australia, por lo que su elección era prácticamente segura antes de la decisión final de la FIFA del miércoles.
Nota Original: Saudis Get World Cup 2034 Crowning MBS Bid for Sport Empire (1)
--Con la colaboración de Fahad Abuljadayel.
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