Antonio Sánchez Solís
Viena, 4 dic (EFE).- Los ministros de Exteriores de los 57 países de la OSCE tratarán desde mañana de solventar varios desacuerdos que mantienen a esta organización de seguridad a medios gas, en un encuentro marcado por la invasión rusa de Ucrania y el previsible giro en el apoyo que EE.UU. viene dando a Kiev.
Al Consejo Ministerial de Malta, país que ostenta este año la presidencia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), está previsto que acudan tanto el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, como el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
Hay así muchas opciones de que los dos coincidan en el plenario del jueves, a diferencia del año pasado, cuando Lavrov acusó al estadounidense de "cobardía" por irse de Skopie, donde se celebró la reunión, antes de que comenzara oficialmente.
La OSCE, la mayor organización de seguridad del mundo, es uno de los escenarios en los que más palpable es la tensión que venía creciendo desde hace años entre Occidente y Rusia, y que se ha disparado tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022.
Desde entonces, la inmensa mayoría de los 57 países miembros, de América del Norte, Europa y Asia Central, han estado unidos en su condena a la agresión rusa, y a la colaboración bielorrusa, y en el apoyo a Kiev.
De hecho, la presencia el año pasado de Lavrov en la reunión ministerial provocó que Ucrania y los países bálticos no enviaran a sus ministros en señal de protesta.
Además, los representantes de nueves países abandonaron la sala cuando Lavrov tomó la palabra en la capital macedonia.
Este año el ambiente se anuncia distinto, en un momento en el que el inminente retorno a la Casa Blanca del republicano Donald Trump puede suponer un cambio en el apoyo militar, político y económico a Ucrania, tras sus repetidos anuncios de que forzará a invasor e invadido a llegar a un alto el fuego o a un acuerdo de paz.
De momento no ha habido apenas protestas ni anuncios de ausencias, incluso teniendo en cuenta que será la primera vez que el ministro ruso, que está en la lista de sancionados por la Unión Europea (UE), pise un país comunitario desde el ataque a Ucrania.
Fuentes diplomáticas consultadas por EFE en Viena indican que también la OSCE se prepara para ese cambio y que, pese a mantenerse los reproches contra Rusia, en ese foro se "ha bajado el tono".
La idea que se maneja es que la guerra terminará antes o después y que la OSCE debe estar preparada para asumir su papel en esa eventual situación, aunque eso dependerá mucho de cómo acabe el conflicto.
La OSCE tiene misiones de vigilancia de la paz y asistencia en muchos países, y entre 2014 y 2022 tuvo desplegados a cientos de observadores desarmados que vigilaban la línea de contacto entre el Ejército ucraniano y las fuerzas separatistas y prorrusas.
Esa misión terminó un mes después de que comenzará la invasión, ante la oposición rusa a mantenerla.
En ese contexto, algunos diplomáticos recuerdan que la OSCE es de los pocos foros en los que Rusia y los países occidentales aún se sientan juntos, y que la presencia de Lavrov sirve tanto para que escuche los reproches del resto de miembros como para mantener puentes de diálogo.
Los ministros tienen que dar su visto bueno oficial al acuerdo ya cerrado para renovar la directiva de la OSCE, que lleva paralizada un año y está ahora en manos de un equipo interino.
Fuentes diplomáticas han confirmado a EFE que ya hay consenso, la fórmula por la que la OSCE toma todas las decisiones, para que el exministro de Exteriores turco Feridun Sinirlioglu asuma la Secretaría General de la Organización, y para cubrir otros tres importantes cargos.
Rusia se opuso hace un año a renovar a la anterior cúpula, lo que forzó una serie de medidas temporales.
El acuerdo sobre los nombres también puede facilitar la aprobación del presupuesto, ante la aparente disposición de Rusia, que debe varios millones de euros de aportaciones, de aceptar unas cuentas que lleva paralizando desde 2021.
De hecho, es Azerbaiyán quien bloquea ahora esa decisión.
También parece que podría acordarse que Suiza, un país neutral, asuma la presidencia de la OSCE en 2026, y Chipre, miembro de la UE pero no de la OTAN, lo haga en 2027. Pero ese puesto podría ir también a un Estado de Asia Central para algunos de esos dos años.
El veto ruso hace un año a Estonia, país de la OTAN y de la UE, forzó a que Malta asumiera a última hora la presidencia de 2024.
Finlandia ostentará desde el próximo 1 de enero ese papel, coincidiendo con el 50 aniversario del Acta Final de Helsinki, el documento fundacional de la OSCE.
Esa presidencia fue anunciada en diciembre de 2021, antes de la invasión rusa de Ucrania y de que ese país escandinavo pidiera su entrada en la Alianza. EFE