Los altos precios, la "turistificación" y la falta de accesibilidad, barreras para los mayores en el acceso a vivienda

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Los altos precios, la "turistificación" y la falta de accesibilidad tanto en los edificios como en los barrios son algunas de las barreras que encuentran las personas mayores en el acceso a una vivienda digna, según los resultados de la investigación 'Defensa y protección de derechos de las personas mayores desde lo comunitario: el caso de la vivienda', elaborada por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-ES).

"El derecho a la vivienda sí existe. Lo que pasa es que no se está cumpliendo siempre o en muchas ocasiones se ve vulnerado", ha advertido el técnico de investigación en EAPN en España, Alejandro Sanz, este miércoles, en una rueda de prensa para presentar esta investigación.

El informe incluye las conclusiones de un encuentro que tuvo lugar el pasado 28 de noviembre bajo el título 'La vivienda como derecho: repensando estrategias ante los retos de las personas mayores', un espacio en el que las propias personas mayores trasladaron las dificultades que se encuentran.

El estudio identifica cuatro ámbitos: las barreras de acceso a la vivienda; el estado de las viviendas, es decir, las condiciones de habitabilidad y de accesibilidad; la vivienda y el exterior, y los vínculos comunitarios.

Dentro del primer apartado, entre las principales barreras de acceso a la vivienda, el estudio señala: el elevado precio de la vivienda como una "traba importante", por ejemplo, para aquellos que tienen pensiones no contributivas; la existencia de viviendas vacías; la escasez de vivienda de protección oficial (VPO) y de alquiler social; y el "impacto de la turistificación", con la que se busca "un mayor rendimiento económico a través del uso turístico".

En cuanto al estado de las viviendas, la investigación detecta que hay viviendas que no tienen "unas condiciones de habitabilidad aceptables" (techos que no aguantan, humedades, falta de aislamiento); que tienen barreras físicas como, por ejemplo, baños no adaptados o sin ascensores, una ausencia que convierte las casas en "una prisión".

Además, el estudio recoge otras barreras relacionadas con el entorno, las "barreras ambientales", como alcantarillas que sobresalen, aceras en mal estado o estrechas y bordillos altos. Las personas consultadas también advierten de una carencia de espacios comunes amigables y una "sensación de abandono" en barrios que no son céntricos, y denuncian "dejadez" por parte de las administraciones públicas.

Asimismo, en relación a los vínculos comunitarios, los mayores destacan la importancia de las "redes de apoyo" y defienden su "derecho a no cambiar de entorno", al tiempo que lamentan que se vayan cerrando locales de toda la vida en los barrios. "Cuando había tiendas, si estaba una persona mayor dos días sin venir, se preocupaban", comenta una de las personas mayores consultadas.

Entre las propuestas, basadas en las propias opiniones de las personas mayores participantes en el encuentro del pasado jueves, destacan: ampliar y proteger el parque de vivienda pública; flexibilizar y agilizar los trámites de acceso a la misma (pues a veces, según EAPN-ES, los procesos son "engorrosos o muy restrictivos"); regular el precio de los alquileres turísticos; realizar diagnósticos de accesibilidad; fomentar que las ayudas a la rehabilitación sean asequibles; crear refugios climáticos; adaptar los transportes y las paradas, o fomentar los centros cívicos de convivencia intergeneracional "para luchar contra el edadismo".

Desde EAPN-ES han advertido de que todas estas barreras de acceso a la vivienda o al entorno "redundan en el aislamiento" de las personas mayores, así como "en problemas de salud física y en problemas de salud mental".

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