(Bloomberg) -- Los legisladores franceses realizarán una moción de censura el miércoles y se espera que la líder de extrema derecha Marine Le Pen una sus fuerzas con las de una coalición de izquierda para derrocar al gobierno.
El primer ministro, Michel Barnier, utilizó el lunes un mecanismo constitucional para forzar la aprobación de un presupuesto impopular, lo que llevó a una coalición de izquierda y a la Agrupación Nacional de Le Pen a pedir el voto de censura.
Dada la fragmentación de la Asamblea Nacional y el menguante número de legisladores centristas, la improbable alianza entre los grupos de extrema derecha e izquierda debería bastar para derrocar a la administración de Barnier.
El colapso extraordinariamente rápido del gobierno –si la moción se aprueba será el mandato más corto de un primer ministro desde que se fundó la V República francesa en 1958– subraya el poder adquirido por Le Pen desde que Macron convocó sorpresivamente a elecciones en junio.
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La incertidumbre en torno al presupuesto ha empujado a los inversionistas en bonos a castigar la deuda soberana de Francia en relación con la de sus pares, haciendo subir los costos de endeudamiento en un punto la semana pasada a niveles como los de Grecia y llevando a Barnier a advertir de una “tormenta” en los mercados financieros si es destituido del poder.
Si se vota en contra del gobierno, los ministros seguirán en funciones con un estatus provisional para gestionar los asuntos en curso, incluyendo potencialmente la legislación de emergencia para evitar un cierre. Correspondería entonces al presidente, Emmanuel Macron, nombrar a un nuevo primer ministro, aunque no existe un plazo constitucional para su decisión.
Aunque la izquierda ha pedido a Macron que dimita, no se le puede obligar a abandonar su cargo. Las próximas elecciones presidenciales están fijadas para 2027 y Le Pen es la favorita.
El presidente también podría disolver de nuevo el Parlamento, pero no hasta julio, un año después de las anteriores elecciones.
El ministro de Hacienda, Antoine Armand, dijo que habría consecuencias dolorosas en toda la economía si el gobierno cae en los próximos días. Recurrir a la legislación de emergencia obligaría a 380.000 hogares más a pagar el impuesto sobre la renta y otros 18 millones verían aumentar sus facturas, según el ministro. Las ayudas de emergencia a los agricultores también serían imposibles y el gobierno no podría seguir adelante con sus planes de contratar a más policías.
“En una economía en la que suben las tasas de interés, en una economía sin presupuesto, en una economía sumida en la incertidumbre, ningún sector gana, ningún francés gana, ninguna empresa gana”, declaró Armand el martes en France 2.
Nota Original: French Lawmakers to Vote Wednesday on Toppling the Government
Traducción editada por Paulina SteffensMÁS CONTENIDO EN ESPAÑOL:
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