Budapest/Viena 3 dic (EFE).- Los rumanos elegirán el domingo a su nuevo jefe del Estado en unas elecciones muy reñidas y polarizadas, en la que está por ver si una candidata europeista y de derechas logra reunir el voto de los votantes más moderados, frente al empuje de un candidato ultranacionalista y prorruso.
"Las encuestas pronostican que los resultados serán muy ajustados y que se dará una situación tensa", adelantó en declaraciones a EFE el analista y profesor universitario, Tibor Toró.
El inesperado triunfo el pasado 24 de noviembre del ultranacionalista Calin Georgescu en la primera vuelta de las presidenciales, con el 23 % de los votos, hacía prever que los partidos más a la derecha pudieran imponerse en las legislativas que se celebraron una semana después.
Sin embargo, el Partido Social Demócrata resistió a duras penas el embate y quedó primero en esos comicios, con el 22 %, seis puntos menos que en las legislativas de 2020.
Aunque en conjunto las fuerzas europeistas sumaron más de la mitad de los votos, frente al tercio de apoyos de los partidos de extrema derecha y ultranacionalistas, las elecciones han supuesto un castigo a los partidos tradicionales.
Las dos formaciones que gobiernan en gran coalición, el socialdemócrata y el liberal-conservador PNL, se dejaron 15 puntos porcentuales de apoyo, lastrados por el enfado de la población por la alta inflación, el enorme déficit y la ralentización de la economía.
Mientras, tres formaciones ultranacionalistas, lideradas por la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), se hicieron casi con un tercio de los votos, 10 puntos más que en las europeas del pasado junio.
En ese escenario, es difícil prever si Georgescu se impondrá el domingo día 8 en la segunda y definitiva vuelta de las presidenciales ante la europeista de derechas Elena Lasconi, que quedó segunda en la primera ronda.
La campaña de Georgescu para la primera vuelta se desarrolló en redes sociales, principalmente en TikTok, con el apoyo de vídeos virales, 'podcasts' e 'influencers', y con críticas a la Unión Europea (UE) y la OTAN, de las que Rumanía es miembro, así como a los partidos tradicionales.
Su victoria fue denunciada e investigada, por supuestas irregularidades de financiación, y su masiva presencia en redes sociales hizo que algunos expertos apuntaran a una posible influencia rusa.
El Tribunal Constitucional llegó a pedir un recuento de los votos, que confirmó no sólo el triunfo de Georgescu, sino que Lasconi fue segunda, con apenas unos miles de votos más que el aspirante socialdemócrata, el actual primer ministro, Marcel Ciolacu.
Georgescu, oficialmente sin partido, seguramente podrá contar con el apoyo de tres formaciones ultranacionalistas: AUR, S.O.S. Rumanía y el Partido de los Jóvenes (POT).
"La iglesia Ortodoxa y las Iglesias evangélicas hacen abierta propaganda" a favor del candidato ultranacionalista, explica a EFE el politólogo Cristian Pirvulescu.
Lasconi también ha criticado en su campaña a los partidos gubernamentales, y se ha presentado como una alternativa para la población urbana y las clases medias.
La política conservadora cuenta con el apoyo de su partido, el centrista USR, que quedó cuarto en las legislativas, pero también del gobernante PNL o del de la minoría húngara (UDMR).
El Partido Social Demócrata, sin embargo, no ha mostrado su apoyo expreso y se ha limitado a decir que los votantes sabrán decidir.
Las políticas del partido de Lasconi, calificadas por Toró como neoliberales, no coinciden con las ideas de una parte de los votantes del PSD, por lo que el analista Toró ve difícil que éstos voten a la candidata conservadora.
"La defensa de la democracia no bastará como lema" enfatizó.
"Elena Lasconi parte con una desventaja de 300.000 votos (frente a Georgescu) que no podrá recuperar sin el apoyo del PSD", afirmó por su parte Pirvulescu.
Además, este experto asegura que el hecho de que Lasconi sea una mujer es una desventaja en un electorado muy conservador y machista, e influido por el efecto de Donald Trump, que ganó las elecciones presidenciales estadounidenses frente a la demócrata Kamala Harris.
Este politólogo afirmó en clara alusión a las posibles injerencias rusas en las elecciones que "la guerra híbrida emprendida por Rusia en las redes sociales ya ha sido ganada". EFE
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