Roma, 3 dic (EFE).- El asesino confeso de Giulia Cecchettin, la joven de 22 años que recibió 75 puñaladas a manos de su exnovio en un feminicidio que conmocionó a Italia hace poco más de un año, fue condenado este martes a cadena perpetua por el Tribunal de Venecia (norte) tras más de seis horas de deliberación de los jueces.
Cecchettin fue asesinada por su exnovio, Filippo Turetta, el 11 de noviembre de 2023, cinco días antes de que se localizara su cadáver tras una larga búsqueda que sacudió al país y después de la que él acabó confesando el crimen a su regreso a Italia tras ser detenido en Alemania.
Turetta, de 23 años, escuchó sin inmutarse, con la cabeza baja y los ojos cerrados la sentencia, en la que la corte acogió la petición del fiscal, incluida la agravante de premeditación, aunque no reconoció las de crueldad y acoso, también solicitadas.
"Todos hemos perdido como sociedad. No estoy ni más aliviado ni más triste que ayer o mañana. Es una sensación extraña", declaró Gino Cecchettin, el padre de la joven, que se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia de género en un país donde el machismo sigue siendo imperando en la sociedad.
"Se ha hecho justicia y lo respeto, pero deberíamos hacer más. La violencia de género debe combatirse con la prevención, enseñando (...) Como ser humano me siento derrotado, como padre no ha cambiado nada", añadió en una comparecencia ante los medios en el mismo tribunal.
El feminicidio de Cecchettin, que estaba a punto de graduarse en Ingeniería Biomédica y recibió el título de forma póstumo, sacudió el país después de que el cuerpo de la joven fuera encontrado cerca de un canal junto al lago Barcos (norte) y la autopsia reveló que la joven recibió 75 puñaladas en la cabeza y el cuello.
Las cámaras de vigilancia de una zona industrial revelaron que su entonces pareja golpeó a la joven repetidamente y la arrastró por el suelo. Turetta después se dio a la fuga hasta ser arrestado en Alemania el 19 de noviembre de 2023.
Tras el hallazgo del cadáver, el domicilio de la familia Cecchentin se convirtió en un "altar" de peluches, flores, velas, cartas y dibujos dedicados tras un feminicidio que incluso puso de acuerdo a la primera ministra, Giorgia Meloni, y la líder de la oposición, Elly Schlein, para luchar contra la violencia machista.
Su emotivo funeral en la basílica de Santa Justa de Padua se convirtió en un homenaje a todas las mujeres víctimas de la violencia, con más de 8.000 personas llegadas de toda Italia que empezaron a agitar sus llaves y campanillas, tal y como había pedido la familia de Giulia: un minuto de "ruido", en lugar de uno de silencio, como mensaje de apoyo a tantas mujeres que sufren esta lacra. EFE