Los rumanos votan este domingo en unas elecciones parlamentarias marcadas por la posible anulación de los resultados de la primera vuelta de las presidenciales de la semana pasada, así como por el auge de la extrema derecha tras la sorprendente victoria en aquellos comicios de Calin Georgescu, candidato nacionalista considerado prorruso y cuya campaña ha sido cuestionada por falta de transparencia.
Los rumanos podrían saber este domingo cuando cierren los colegios electorales si finalmente tienen que volver a votar una primera vuelta de las elecciones presidenciales, después de una controvertida decisión de Tribunal Constitucional que no ha sentado bien siquiera a aquellos que podrían salir beneficiados.
El Constitucional ordenó el recuento tras aceptar un recurso por irregularidades en el conteo, si bien rechazó otro relacionado con la financiación de la campaña de Georgescu, en medio de sospechas de falta de transparencia y de haber infringido la ley electoral para ver favorecido su mensaje en redes, especialmente en TikTok.
SONDEOS
Según un último sondeo de AtlasIntel, cinco partidos superan el umbral del 5 por ciento que permite la entrada en el Parlamento --los mismos que conforman ambas cámaras actualmente--, ahora controlado por la coalición de socialdemócratas y liberales, con el apoyo puntual de los diputados de las minorías étnicas rumanas.
En esta ocasión el Partido Socialdemócrata (PSD) no parte como favorito, según las encuestas, que la sitúan como segunda fuerza más votada, con el 21,4 por ciento de los apoyos; aunque no muy lejos del primero, la euroescéptica y conservadora Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), que obtendría el 22,4 por ciento.
Está por ver hasta qué punto puede afectar a los socialdemócratas el varapalo en las presidenciales del pasado fin de semana, en las que por primera vez desde 1989 no han logrado pasar a segunda ronda, y la dimisión del primer ministro, Marcel Ciolacu, como jefe del partido y sin intención de asumir ningún otro papel.
La también conservadora Unión para Salvar Rumanía (USR) de la candidata presidencial Elena Lasconi parte como tercera en intención de voto, con el 17,5 por ciento; seguida de los liberales (PNL), con el 13,4 por ciento; y la Unión Democrática de Húngaros en Rumanía (UDMR), con el 5,5 por ciento de la papeletas.
Cerca de ese 5 por ciento, con el 4,6, se encuentra el ascendente Partido de los Jóvenes (POT), formación que haciendo honor a su nombre cuenta solamente con menos de un año de vida y S.O.S. Ambos también ultraderechistas que ya han anunciado que apoyarán a Georgescu en la segunda vuelta de las presidenciales.
CAMBIO DE PARADIGMA
Tanto las elecciones de este domingo como las de la segunda vuelta de las presidenciales del 8 de diciembre han adquirido especial relevancia en un momento en el que las propuestas euroescépticas han cosechado buenos resultados y podrían alejar a Rumanía de la senda europea que inició hace ya cerca de dos décadas.
Si bien hasta el momento las diferencias ideológicas en Rumanía transitaban entre conservadores y progresistas, el actual tablero político ha derivado en una confrontación que se sitúa entre proeuropeístas y nacionalistas euroescépticos, de donde podrían surgir alianzas imposibles como la de socialdemócratas y la USR.
Un escenario "muy posible" que ya fue sugerido durante la semana por el primer ministro Marcel Ciolacu, quien añadió a esta ecuación a los liberales, también en crisis, todo con el objetivo de no entorpecer el resto de aspiraciones europeas de Rumanía, como la adopción del euro como moneda.
Incluso la presidenta moldava, Maia Sandu, --que cuenta con nacionalidad rumana y ha confirmado su intención de votar-- ha irrumpido en la campaña para alertar a sus vecinos de que desconfíen de quienes aseguran que Rumanía sería más fuerte fuera de la Unión Europea y de los que dicen que apuestan por acercarse a Rusia.
"No crean a quienes dicen que estar cerca del Kremlin trae paz y prosperidad. Vean lo que el Kremlin hace a sus vecinos, los chantajea, los bombardea, los mata", dijo este miércoles Sandu en un discurso dirigido a los rumanos.
En caso de que la ultraderecha se impongan en estas parlamentarias, Georgescu saldría reforzado para las todavía inciertas elecciones presidenciales. Si bien Rumanía es una democracia parlamentaria, la figura del presidente influye en la agenda política, por lo que es difícil gobernar si no existe cierta colaboración.