Dublín, 28 nov (EFE).- Micheál Martin, líder del centrista Fianna Fáil (FF), se perfila como favorito en las elecciones irlandesas de este viernes, después de una legislatura en la que ha ocupado los cargos de primer ministro, viceprimer ministro y titular de Exteriores y de Defensa en el Gobierno de coalición con democristianos y verdes.
Su experiencia, versatilidad y capacidad de diálogo han sido algunas de las principales bazas de la campaña de este político de 64 años, que asumió en 2011 las riendas del partido que más veces ha gobernado el país.
Tuvo que esperar hasta los comicios de 2020 para asumir el puesto de 'taoiseach' (primer ministro), que desempeñó hasta 2022 en virtud del pacto de rotación con el Fine Gael, el otro gran partido irlandés y rival histórico.
Martin gestionó con éxito, según el consenso general, la pandemia del covid y después, como "número dos" y responsable de la diplomacia, ha lidiado con la invasión de Ucrania y la guerra en Gaza, ante la que se ha aliado con España y otros países para reconocer al Estado palestino, lo que le ha enfrentado duramente con Israel.
Las últimas encuestas destacan la igualdad entre el FF, FG y el izquierdista Sinn Féin, si bien la transferencia de votos entre candidatos que permite el complejo sistema electoral podría favorecer en la suma final de escaños a Martin, quien aceptaría otro pacto con los democristianos al tiempo que ya ha rechazado cualquier coalición con los republicanos.
Nacido en Cork, en el sur del país, Martin asumió el liderazgo del FF justo después de que el Gobierno de Dublín pidiera a la Unión Europea (UE) y al FMI un rescate por 85.000 millones de euros.
Los irlandeses, que estaban en "shock" tras la llegada de una troika armada con un duro programa de ajuste, se disponían a infligir al partido un castigo sin precedentes en los comicios de 2011.
El descalabro electoral era inevitable, pero Martin aceptó el reto para demostrar desde la oposición sus capacidades como reformista y justificar su fama de político tenaz y paciente, si bien el FG volvió a ganar las elecciones de 2016.
No obstante, el FF, popular entre la clase trabajadora urbana y la Irlanda rural, inició en aquellos comicios la remontada y se situó como el principal de la oposición, posición desde la que asaltó definitivamente el poder en 2020.
Serio y obsesivo con los pequeños detalles, según lo ha descrito alguno de su colaboradores, Martin es visto como un político ajeno a la "vieja guardia" del FF, a pesar de que sirvió como ministro en diferentes carteras entre 1997 y 2011.
Este licenciado en Historia, casado y padre de cuatro hijos, ejerció brevemente como profesor de secundaria y comenzó su carrera política en 1985 como concejal en el ayuntamiento de Cork, del que fue alcalde entre 1992 y 1993.
Después dirigió los departamentos de Educación y Ciencia (1997-2000), Sanidad e Infancia (2000-2004), Empresa, Comercio y Empleo (2004-2008) y Asuntos Exteriores (2008-2011).
A Martin, hijo de un exboxeador profesional, se le reconocen cualidades de "encajador", más que de púgil "pegador", como lo demuestra su habilidad para mantenerse a flote durante las peores crisis.
Como jefe de la diplomacia irlandesa lideró la campaña del Gobierno en 2008 a favor de la ratificación en referéndum del Tratado de Lisboa de la UE, que fue rechazado en las urnas y sumió al bloque en una profunda crisis.
Evitó las críticas, que recayeron sobre otros compañeros, y volvió a la carga al año siguiente con otra consulta sobre este asunto, que se resolvió con el "sí" de la mayoría del electorado irlandés.
Su imagen personal se aleja, además, de la de anteriores primeros ministros del FF, como Brian Cowen o Bertie Ahern, quienes cultivaban una pose más campechana y populista.
Martin, por contra, es un fanático del ejercicio físico y la salud, y tampoco es dado a alardes oratorios en sus intervenciones, optando por un estilo pausado y comedido.
Cuando ataca, no obstante, lo hace con convicción, aunque ello signifique ir en contra de la opinión de sectores de su partido y de la ciudadanía.
De hecho, entre sus logros, destaca la introducción en 2004 de la ley antitabaco, lo que convirtió a Irlanda en el primer país del mundo que prohibía fumar en espacios públicos. EFE