Luis Enrique sin margen de error

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Luis Miguel Pascual

París, 27 nov (EFE).- La palabra crisis no suena todavía en los pasillos del Parque de los Príncipes, pero el margen de error del entrenador del París Saint-Germain, Luis Enrique, es ahora tan minúsculo como el sustento inexplicado procedente del propietario catarí del club y el apoyo de una grada que se aferra a su carisma.

Pero, al borde de la eliminación europea, que solo dos victorias en los últimos tres partidos evitaría, el capital del técnico español parece poco sólido. La opinión de Doha puede virar en un segundo, ya lo ha hecho en el pasado, y los aficionados tendrían problemas para digerir que su equipo vuelve a la vulgaridad europea de la que salieron hace más de una década a base de petrodólares.

El ex seleccionador español no se ha ocupado de hacer otros aliados en el año y medio que lleva al frente del club y ha preferido capitalizar sobre su figura todos los focos. Suya es la decisión de construir un PSG sin estrellas que le sitúa a él en el centro de la acción.

Para lo bueno, pero también para lo malo, porque poco a poco Luis Enrique, fiel a su costumbre, ha ido cortando puentes con la prensa, que ahora le coloca en el punto de mira de los ataques contra un equipo que acumula tres derrotas en cinco jornadas europeas, contra el Arsenal, el Atlético de Madrid y, desde anoche, frente al Bayern Múnich, un empate en su estadio frente al PSV Eindhoven, y una victoria, lograda con un gol en propia puerta en el último suspiro frente al Girona.

Ese bagaje relega al equipo francés al furgón de cola de esta nueva versión de la Liga de Campeones, a falta de la visita a Salzburgo del próximo día 11, de la recepción del Manchester City el 22 de enero y del viaje a Stuttgart el 29 del mismo mes.

Un futuro que Luis Enrique afronta con la clara oposición de la prensa, un cara a cara que él no ha parado de buscar y que en la misma noche de la derrota escenificó con un paso al frente al asegurar "aquí estoy yo" a la pregunta de quién era el responsable de los malos resultados del equipo.

Los diarios le tratan de "arrogante" y de "soberbio" y ponen en el disparadero sus decisiones, tanto la de colocar al ruso Matveï Safonov bajo los palos, lo que debilita tanto su posición como la del teórico titular, el italiano Gianluigi Donnarumma, como la de jugar si delantero centro.

En este último caso, el argumentario siempre conduce a un mismo nombre, el de Kylian Mbappé, cuya salida con destino al Real Madrid ha dejado un hueco que el técnico no ha sido capaz de llenar con juego colectivo, tal y como había prometido.

Ante el Bayern, Luis Enrique no pudo abrazar la hipótesis de la mala suerte, como hizo contra el PSV y frente al Atlético de Madrid, cuando sus atacantes pecaron de falta de puntería. La sensación del aficionado es que el juego del equipo se ha ido deteriorando, lo que les coloca en una situación compleja.

La "mediocridad" se ha apoderado del equipo, según los diarios que consideran que Luis Enrique ha enrevesado tanto al colectivo que ya no encuentra las respuestas y que no puede acudir al brillo de las estrellas que le sostuvieron la pasada campaña. EFE

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