Manila, 26 nov (EFE).- El Gobierno de Filipinas acusó este martes al expresidente Rodrigo Duterte de incitar a las fuerzas armadas a llevar a cabo un golpe de Estado, tras unas polémicas declaraciones de este que se suman a las amenazas de muerte de su hija y vicepresidenta, Sara Duterte, contra el dirigente Ferdinand Marcos Jr.
"El descarado llamamiento del expresidente Rodrigo Duterte a las fuerzas armadas de Filipinas para que derroquen al Gobierno es inaceptable", afirmó el secretario ejecutivo de la Oficina de la Presidencia filipina, Lucas Bersamin, durante una rueda de prensa.
Bersamin acusó al exmandatario de querer derrocar a Marcos Jr., hijo del fallecido dictador homónimo, "para que su hija pueda tomar el relevo".
La reacción oficial llega un día después de que Duterte afirmara durante una rueda de prensa que "hay una fractura en el Gobierno y solo los militares pueden ver la solución", según declaraciones recogidas por el medio local Rappler, antes de volver a acusar a Marcos Jr. de ser un drogadicto.
"¿Cuánto tiempo vais a apoyar como presidente a un adicto a las drogas?", preguntó a los militares.
El pasado sábado durante una rueda de prensa virtual, la vicepresidenta e hija del expresidente, Sara Duterte, afirmó haber contratado a alguien para matar al jefe del Estado, a la primera dama, Liza Araneta, y al presidente del Parlamento, Martin Romualdez, si ella muriera antes.
Marcos Jr. prometió ayer consecuencias ante las declaraciones de su todavía vicepresidenta, cuyo cargo se elige en Filipinas de manera separada al de presidente, y esta mañana la Oficina Nacional de Investigación del país asiático la citó a declarar.
Las polémicas declaraciones de los Duterte ponen de relieve la fractura entre Marcos Jr. y la vicepresidenta, que en 2022 se presentaron de forma conjunta a las elecciones y arrasaron, pero que rompieron relaciones este año tras una serie de desavenencias.
Padre e hija son conocidos por sus exabruptos y polémicas declaraciones, como cuando Rodrigo Duterte llamó "hijo de puta" al papa Francisco y al expresidente estadounidense Barack Obama. EFE