Paula Bernabéu
Jerusalén, 24 nov (EFE).- A las 7 de la mañana del 24 de noviembre de 2023, los combates se detuvieron en Gaza por primera vez en más de un mes para una tregua, que duró una semana y permitió un intercambio de rehenes por presos palestinos. Un año después parece imposible de repetir: en la Franja se acumulan los cadáveres de más de 44.000 gazatíes, 97 rehenes siguen cautivos y las negociaciones por un alto el fuego llevan congeladas desde agosto.
Cuando la tregua se rompió al amanecer del 1 de diciembre, con ambas partes culpándose mutuamente, 105 rehenes fueron liberados -24 de ellos extranjeros- a cambio de la excarcelación de 240 presos palestinos.
Los bombardeos sobre Gaza no se han detenido desde entonces, mientras Israel alega combatir para eliminar a Hamás y recuperar a los secuestrados, si bien hasta la fecha sólo ha sacado con vida a ocho cautivos en operaciones militares -con un coste en vidas palestinas muy elevado- y hallado los cadáveres de otros 37.
En la víspera del aniversario de la tregua, el portavoz del brazo armado de Hamás, Abu Obeida, anunciaba la muerte de una rehén, víctima de un bombardeo del Ejército en el norte de la Franja, bajo asedio desde hace 50 días. Israel está verificando la información.
"Hay una delirio en Israel al creer que si golpeamos con más fuerza en Gaza y matamos a más líderes de Hamás, cambiarán sus posiciones. Es falso: incluso tras la muerte del (líder de Hamás) Yahya Sinwar, Hamás no ha cedido en nada", asegura a EFE Michael Milshtein, director del foro de estudios palestinos del Centro Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv.
Milshtein, que hasta 2018 asesoró en "asuntos palestinos" a la inteligencia militar y al Cogat (organismo militar que gestiona asuntos civiles en los territorios ocupados), sólo ve una solución posible para recuperar a los rehenes: la retirada total de Gaza, aunque suponga claudicar ante los islamistas.
Las negociaciones para un alto el fuego en Gaza llevan paralizadas desde agosto, con ambas partes acusándose mutuamente de no ceder en torno a la principal línea roja que sostienen desde hace meses: el fin definitivo de la guerra, indispensable para Hamás de cara al acuerdo e inviable para el Gobierno de Benjamín Netanyahu, decidido a continuar la guerra hasta neutralizar a los islamistas.
Además, Israel pretende mantener presencia militar en el corredor de Filadelfia, la frontera entre Gaza y Egipto, algo que Hamás rechaza tajantemente; y el corredor Netzarim, que corta en enclave en dos mitades por el centro. Esto es aún hoy el principal obstáculo a un acuerdo.
Cuando fracasaron las negociaciones en agosto, fuentes egipcias aseguraron que los israelíes dieron el visto bueno a que fuera la Autoridad Nacional Palestina la entidad que custodiara a largo plazo la divisoria, secundado por Hamás, pero el Estado hebreo exigió igualmente mantener tropas en el corredor durante la primera fase de la hipotética tregua para frenar el contrabando de armas.
Con el diálogo en un callejón sin salida, Catar -interlocutor de Hamás- anunció el 9 de noviembre que suspendía sus esfuerzos de mediación, que ha llevado a cabo el último año con Egipto y EEUU, y prometió retomarlos cuando haya “seriedad necesaria para poner fin a la guerra”.
Como muchos israelíes, Milschtein ve en Netanyahu el principal escollo para un acuerdo y cree que el curso de la guerra se ha visto condicionado por sus intereses políticos y la necesidad de contentar a sus socios de extrema derecha para la supervivencia del Gobierno.
"La única esperanza es que la administración Trump presione a Netanyahu para terminar la guerra", matiza.
El próximo presidente norteamericano podría ofrecerle la expansión a Arabia Saudi de los Acuerdos de Abraham, que ha permitido la normalización con varios países árabes, como premio de consolación a cambio del acuerdo con Hamás.
Los islamistas no cederán, asegura Milschtein. Hace un año accedieron a la tregua en medio del 'shock' por la dura ofensiva israelí (mató a unos 15.000 palestinos en mes y medio) y para deshacerse de mujeres, niños y ancianos en el intercambio de rehenes, los más difíciles de mantener.
Ahora, sin embargo, retienen a 97 rehenes -34 están confirmados muertos- que permiten al grupo enrocarse en su posición, mientras crece el descontento entre la sociedad israelí que percibe desinterés de su gobierno en sacarlos tras 415 días de cautiverio.
"Un acuerdo es posible, como se demostró hace un año", asevera a EFE Tal Siegel, sobrina de Aviva Siegel, que logró salir de Gaza gracias a la tregua del pasado noviembre tras haber sido una de las 251 secuestradas el 7 de octubre de 2023. Su tío, Keith, sigue en el enclave.
"Lo único que hay que hacer es firmarlo", apunta sobre otro pacto, que debe firmarse "sean cuales sean las condiciones". EFE
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