Jaime León
Teherán, 22 nov (EFE).- Una exposición con obras de Pablo Picasso, Vincent van Gogh o Andy Warhol busca indagar en el alma humana en Teherán, pero a la vez retrata los tiempos que corren en la capital de Irán con un público mayoritariamente joven, moderno y femenino.
Tras más de un mes de exposición aún se siguen formando colas para ver la exposición “Ojo a ojo. El retrato en el arte moderno y contemporáneo” en el Museo de Arte Contemporáneo de Teherán, que presume de la mejor colección de arte moderno occidental de Oriente.
Las obras de Salvador Dalí, Claude Monet, Roy Lichtenstein, Joan Miró, Alberto Giacometti, Antonio Saura, David Hockney o Henri de Toulose-Latrec “ofrecen una oportunidad extraordinaria para explorar cómo ha evolucionado el retrato en el arte moderno en todas las culturas”, dice a EFE el comisario de la exposición Jamal Arabzadeh.
El también pintor afirma que “los artistas trataban de mostrar el interior del ser humano en sus retratos más que el rostro exterior del hombre” y "el mundo interior del alma".
Entre las obras 120 obras de artistas internacionales e iraníes destacan los retratos de ‘Mao’, ‘Marilyn’ y ‘Russel Means’ de Warhol; ‘Reverie’ de Lichtenstein; ‘Jacqueline’ de Picasso, o la escultura ‘Standing woman” de Giacometti.
Pero si las obras pictóricas, fotográficas y esculturas muestran la evolución del arte del retrato, algo similar ocurre con el público que ha abarrotado el museo, ofreciendo a su vez una suerte de retrato del Teherán más moderno.
Así, el público era mayoritariamente joven y femenino, compuesto por muchas estudiantes que eludían el tradicional chador -prenda negra que cubre todo el cuerpo excepto la cara- y vestían de una manera moderna que no desentonaría en las calles de Madrid.
Muchas de ellas tampoco se cubrían el cabello con un velo -cuestión peliaguda en estos momentos en el país- a pesar de los cárteles de advertencia y los avisos de miembros de seguridad para que se cubrieran.
Una imagen de sofisticación alejada de la representación oficial de la República Islámica, que mantiene un pulso con la juventud del país, en especial con las féminas por el velo, que ansía más libertades.
Una de las asistentes era Mahtab Rustaei, melena rubia al descubierto y licenciada en Arte, que no podía “desperdiciar la oportunidad” de ver obras como los retratos de Warhol, Matisse o el iraní Bahman Mohases.
Rustaei considera que en el país persa el arte interesa, y más a las mujeres que a los hombres.
Pero no es así en todas las exposiciones. Teherán ha acogido recientemente dos muestras sobre la guerra de Gaza, una de ellas de coloridas ilustraciones de artistas internacionales, que no despertaron ni de lejos el mismo interés.
“Muchos pensaron que la exposición de (Gaza) era propaganda y no fueron a verlo como un acto de protesta por la postura oficial del país”, opina Rustaei en referencia al apoyo de la República Islámica a los palestinos de Hamás, los libaneses de Hizbulá o los hutíes del Yemen.
“Otra diferencia entre las dos exposiciones es que aquí vemos lo bello que es el mundo y en el otro lo negro y feo”, añade.
Tras la llegada al poder del ayatolá Ruholá Jomeiní, las obras del museo permanecieron en la oscuridad durante décadas en sótanos al considerarse parte de la “intoxicación occidental” de la cultura.
Pero en los últimos años, el centro organiza exposiciones temporales en las que muestra sus tesoros, como una exposición de Andy Warhol en 2021 y otra sobre “Minimalismo y arte conceptual” con esculturas de Donald Judd, neones de Dan Flavin o murales de Marcel Duchamp en 2022.
Las relaciones públicas del centro confirmaron a EFE que cuando exponen obras de artistas internacionales de su catálogo atraen más visitantes, en ocasiones hasta un 30 % más.
En el caso de “Ojo a ojo. El retrato en el arte moderno y contemporáneo” el interés ha sido tal que se ha extendido la duración de la exposición en dos ocasiones. EFE
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