Las familias de los civiles ucranianos cautivos en Rusia demandan más presión sobre Moscú

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Rostyslav Averchuk

Leópolis (Ucrania), 21 nov (EFE).- Miles de civiles ucranianos, incluidos docenas de periodistas y activistas de derechos humanos, siguen detenidos de forma ilegal en Rusia, con escasas perspectivas de regresar a casa en un futuro cercano, mientras sus familias luchan por su liberación.

"Necesitamos un esfuerzo internacional para recuperar a nuestros rehenes civiles de Rusia", dijo a EFE Olena Tsiguipa, esposa del periodista Serguí Tsiguipa, detenido en marzo de 2022 por los rusos en Nova Kajovka (sur).

Aunque algunos soldados ucranianos han sido liberados en canjes que ocurren de forma irregular, no existe un mecanismo semejante para los por lo menos 1.700 civiles que se hallan en prisiones rusas tras ser detenidos en territorio ucraniano .

Solo 168 de los 3.767 ciudadanos que Ucrania ha conseguido recobrar en los 1.000 días de guerra son civiles, informó este miércoles el comisionado ucraniano de Derechos Humanos, Dmitró Lubinets.

Ucrania espera empezar a intercambiar a colaboradores rusos detenidos por sus civiles cautivos, pero sigue negociando con Moscú a título individual.

Ucrania insiste desde hace tiempo en la liberación incondicional de sus civiles, con el argumento de que el derecho internacional prohíbe su detención sin motivo.

Sin embargo, las autoridades rusas suelen abrir investigaciones por espionaje o terrorismo para justificar su detención, según afirman los defensores ucranianos de los derechos humanos.

El marido de Olena, Serguí Tsiguipa, fue detenido y condenado a 13 años de prisión por supuesto espionaje, tras haber participado en protestas contra la ocupación rusa en su Nova Kajovka natal, en la región de Jersón.

A diferencia de otros familiares de detenidos y desaparecidos, Olena al menos sabe dónde está su marido y está en contacto con él por carta, aunque está preocupada por el trato que recibe y por las perspectivas sobre su futuro retorno.

Según dice, la administración de la prisión obliga al periodista, de 63 años, a trabajar en contra de su voluntad, le coloca en aislamiento con la menor excusa y le presiona para solicitar la ciudadanía rusa, lo que prácticamente haría imposible su liberación.

La participación activa de las organizaciones internacionales y de terceros países para ejercer presión sobre Rusia y comunicarse directamente con Moscú para asegurar un trato adecuado de los cautivos, así como su liberación, es clave en estos casos, sostiene Olena.

Junto con las familias de otros presos, la mujer ha visitado varios países europeos para reunirse con políticos locales y organizaciones internacionales para compartir su historia y encontrar aliados.

El verdadero número de cautivos civiles se desconoce, ya que Rusia es reacia a hacer públicos detalles sobre ellos y las informaciones que llegan de los territorios ocupados son escasas, afirma Kiev.

El viernes pasado docenas de sillas vacías con los nombres de periodistas, escritores y defensores de los derechos humanos detenidos fueron colocadas en la Plaza Sofía de Kiev durante un evento organizado por el Centro de Libertades Civiles y el Club PEN ucraniano.

Mantener su sufrimiento en el centro de atención es crucial, destacó también Ludmila Guseinova, cuyo nombre figuraba en una de estas sillas hace tres años en otro acto similar.

Guseinova relató anteriormente a EFE cómo pasó tres años en una prisión en la parte de Donetsk bajo control ruso y habló de la violencia de género que cientos de mujeres ucranianas experimentan durante su detención.

"Lo peor no es ni siquiera la tortura o la humillación. Lo peor es la sensación de que te han olvidado", enfatizó después del acto de la semana pasada.

Guseinova también rememoró cómo envió una carta de apoyo a Victoria Roshchina, una periodista de 27 años que murió hace dos meses tras dos años de cautiverio, pero no recibió respuesta.

Rusia todavía no ha devuelto su cuerpo, lo que agrava las sospechas existentes en Ucrania de que su muerte podría haber sido violenta o resultado de un trato inhumano.

Según el Centro de Libertades Civiles, que recibió en 2022 el Premio Nobel de la Paz, la detención ilegal a largo plazo de civiles es un crimen en base a la Convención Internacional contra la Tortura, por lo que Ucrania podría denunciar a Rusia por ello ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

El apoyo de otros países será importante a la hora de fortalecer su posición ante la CIJ, argumentó el Centro. EFE

(foto)

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