Quito, 19 nov (EFE).- Docentes especializadas en derecho, psicología y atención a víctimas de violencia machista se reunieron este martes en Quito para conversar sobre la urgencia de ponerle freno a la violencia de género en los campus universitarios y mejorar los protocolos de atención a las mujeres que sufren este tipo de violencia en las instituciones académicas.
Este encuentro, que llevó por título ‘La salud mental de las mujeres expuestas a violencia de género’, estuvo organizado por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra cada 25 de noviembre desde hace un cuarto de siglo.
De acuerdo con una investigación llevada a cabo por la propia universidad, el pasado 2023 se contabilizaron al menos 221 casos de acoso sexual en las instalaciones de la PUCE entre alumnado y personal trabajador. En torno al 77 % de las víctimas fueron mujeres.
Asimismo, según este estudio, que aún no se ha hecho público en su totalidad, casi un 25 % de las personas que reportaron acoso sexual en la universidad aseguraron sentir temor de asistir de nuevo a las aulas.
Ante esta realidad, la decana de la Facultad de Jurisprudencia de la PUCE, Elizabeth García, aseguró en la apertura del conversatorio que, pese a que la universidad cuenta con protocolos de actuación ante casos de violencia de género, aún queda mucho camino por recorrer.
“Nada está acabado. Estamos pensando permanentemente cómo fortalecer el protocolo para que cuando se alerta de estas situaciones, la víctima no tenga que esperar 60 días” a una resolución, que es el plazo máximo con el que cuenta la Comisión de Ética de la universidad, quien se encarga de depurar responsabilidades ante estos casos, según explicó García.
Entre las sanciones más comunes a los presuntos agresores se encuentran la expulsión o suspensión de actividades docentes o administrativas, en caso del personal trabajador; o la suspensión de la matrícula, en el caso del alumnado, continuó García, quien insistió en la necesidad de ser más rápidos y eficaces ante el “dolor de las víctimas”.
Por su parte, la psicóloga clínica en la Fundación Tierra Nueva, Lizeth Hidalgo, anotó que aún “hay mucha estigmatización y falta de información” a la hora de interponer denuncias ante este tipo de violencias contra las mujeres.
Y reivindicó transversalizar el enfoque de género en la psicología porque “muchos trastornos psicológicos como la ansiedad, la depresión o la baja autoestima derivan de la violencia de género”, explicó.
De su lado, la también psicóloga clínica en la Fundación Tierra Nueva, Lizbeth Toro, señaló que “la educación superior tiene que diseñar estrategias para luchar contra la violencia de género porque este es un espacio de formación y de reflexión, que tiene que permitir el cuestionamiento”.
Es por ello que insistió en que en estos ambientes “se debe tener la posibilidad de visibilizar las discriminaciones y desigualdades que existen en el entorno académico y profesional”. Y llamó a concienciar y capacitar al alumnado para saber identificar estas violencias y adquirir herramientas para enfrentarse a ellas.
Por último, durante la jornada también se presentó el libro ‘El círculo de las flores. Guía de grupo de apoyo para mujeres sobrevivientes de violencia de género’, elaborado por las exalumnas de la universidad Soledad Carrera y Carolina Espinosa, con el que buscan contribuir en la mejora de la atención a las víctimas.EFE