Subir y bajar el Everest en menos de 24 horas: el titánico reto de ecuatoriano Karl Egloff

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  Alexander Martínez

Quito, 18 nov (EFE).- El montañista ecuatoriano-suizo, Karl Egloff, buscará un lugar en la historia del deporte de alta montaña tras anunciar su próximo reto, en el que tratará de ascender y descender sin oxígeno complementario la cima del Everest (8.849 metros), el pico más alto del planeta Tierra, en menos de 24 horas y en la modalidad de 'speed climbing' (ascenso veloz).

Según confirmó en una entrevista a EFE por videoconferencia desde Suiza, donde reside desde julio, Egloff pretende completar este nuevo reto a finales del próximo mes de mayo de 2025, tras la temporada alta, para evitar el tráfico de gente. Lo hará por el lado sur del coloso.

Hasta el momento, ningún montañista ha conseguido subir y bajar el Everest bajo esta modalidad y en un tiempo inferior a 24 horas. En 2017 el español Kilian Jornet hizo 26 horas y media tras hacer cima y regresar al Advanced Camp (6.400 metros) sin pernoctar.

Egloff ya ha conseguido registrar, entre otros muchos logros deportivos, los mejores tiempos en ascenso y descenso del Kilimanjaro (5.895 metros), en Tanzania; del Aconcuagua (6.961 metros), en Argentina; el Denali (6.190 metros), en Estados Unidos; o el Elbrús (5.642 metros) en Rusia.

La expedición comenzará a mediados de abril, tiempo en el que se instalarán en el campo base del Everest (5.364 metros) desde donde realizarán subidas y bajadas a montañas aledañas para aclimatar aún mejor el cuerpo.

Durante las semanas previas, Egloff tratará de alcanzar el campamento 2 (6.750 metros), el campamento 3 (7.100 metros) e incluso el campamento 4 (8.400 metros), con el objetivo de tener clara la ruta que ha de trazar para después descansar y esperar la ventana meteorológica perfecta para el ataque a la cima.

En total, Egloff enfrentará a una distancia de 10 kilómetros entre la ida y la vuelta, y unos 3.500 metros de desnivel, unas marcas que a priori parecen factibles pero que, según el propio alpinista, "en esa altura, es como cuatro veces eso".

"Sobre todo desde los 7.200 metros para arriba, es otro cantar. En el Makalu (quinta montaña más alta de la Tierra con 8.485 metros) fue igual. Hasta los 7.300 íbamos como unas gacelas, y desde 7.300 sentí que me dieron un martillazo en la frente y era imposible mantener un continuo caminar" indicó Egloff a EFE.

En cuanto a su preparación previa, Egloff se ha rodeado de un equipo a la altura del reto, donde están expertos en diferentes materias como entrenadores en altura, cardiólogos, nutricionistas, kinesiólogos y fisiatras.

"Antes yo he sido muy autosuficiente y ahora siento que necesito ese apoyo, así que esto estoy preparándome de la mejor manera" porque "son factores mucho más grandes de los que he tenido hasta ahora", según apuntó el deportista.

Gisela Toledo, encargada de la preparación en altura de Egloff, confirmó a EFE que el entrenamiento se dividirá en tres microciclos en montaña en diferentes partes del planeta. En un primer lugar seguirán el estado del corredor en montañas de Suiza, para después movilizar su itinerario hasta el Aconcagua (Argentina), lugar donde permanecerán unos diez días.

Asimismo, Toledo informó de que, además, entre cada uno de estos ciclos, van a estar entrenando en hipóxico, técnica que consiste en realizar ejercicio mientras se respira aire con menor concentración de oxígeno, con el fin de evitar que se forme mucho ácido láctico, compuesto orgánico que se produce en el cuerpo y que produce la fatiga muscular.

Por otro lado, Egloff anunció también que este desafío será documentado por una plataforma de 'streaming' de video que grabará su hazaña en competición contra el corredor estadounidense Tyler Andrew, quien también tratará de completar este reto.

En cuanto a las condiciones, el montañista de origen ecuatoriano aseguró que "habrá pruebas antidopaje" que él mismo pidió antes y después del intento, "porque también hasta hoy, existen maneras de doparte en esa altura". "Para mí esto es un tema de pureza, de encontrar los límites", aseguró.

Desde su nuevo centro de operaciones ubicado en Suiza, Karl explica a EFE las dificultades de su nueva vida después de abandonar Ecuador en lo que ha sido, según sus propias palabras, una avalancha de emociones: "Salí porque no podía vivir como deportista por la falta de seguridad".

"Ha sido terrible la situación que está pasando la gente por allá, sin luz, sin trabajo, con todas esas complicaciones y, pues para mí también. Yo sentía que tenía que poner algo urgente en mi vida porque ya con los niños chiquitos y con mi esposa y con todo lo que necesitas para salir adelante, era un momento de tomar decisiones" afirmó a EFE.

El deportista explicó que ha tenido que dejar su anterior vida de reconocido atleta, para empezar de cero moviendo cajas en un almacén de deportes, buscando apoyo y nuevos patrocinadores.

Más de 11.000 personas han alcanzado la cima del Everest, la mayoría con oxígeno suplementario y solo unas 200 lo lograron sin oxígeno adicional, enfrentando riesgos extremos. Desde 1953, cuando Hillary y Norgay hicieron historia, el ascenso sin oxígeno sigue siendo uno de los mayores desafíos del alpinismo mundial. EFE

(foto)

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