Madrid, 19 nov (EFE).- La negociación del paquete fiscal ha abierto grietas en la relación de los socialistas españoles con sus socios de Gobierno y parlamentarios, que no han ocultado este martes su malestar con el modo en que se han gestionado las conversaciones en busca de un acuerdo que aún no está atado al completo.
El Gobierno de Pedro Sánchez negocia contrarreloj con sus socios de izquierda y con grupos nacionalistas -progresistas y conservadores- su apoyo a una propuesta fiscal que incluye los impuestos extraordinarios a las energéticas y la banca.
Las diferencias entre los socios del Ejecutivo se pusieron de manifiesto durante una caótica sesión en la comisión de Hacienda del Parlamento, donde los socialistas no fueron capaces de comprometer apoyos a menos de 48 horas de la votación definitiva del paquete fiscal, el jueves.
Analistas locales subrayan la dificultad de poner de acuerdo en materia económica a grupos de izquierda, como Sumar o Podemos, con nacionalistas independentistas conservadores como Junts, el partido que lidera el independentista Carles Puigdemont, o republicanos como Esquerra Republicana.
Sobre la mesa, desencuentros sobre la subida del impuesto sobre la renta para ingresos superiores a los 300.000 euros anuales e impuestos a la banca y las energéticas, junto a la exigencia europea de fijar un gravamen mínimo del 15% para grandes multinacionales.
No obstante, el Gobierno sigue confiando en el diálogo y en su experiencia para lograr acuerdos.
Para la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, la negociación y el diálogo en un asunto que no es fácil nunca se puede entender como una debilidad. Es más, asegura que en un panorama plagado de dificultades, el Ejecutivo no renuncia a aprobar unos próximos presupuestos generales del Estado.
"Sánchez lleva gobernando este país desde 2018, con gobiernos de coalición y los temas más importantes han salido adelante (...). Tenemos que dialogar, negociar, debatir (..) Nuestra línea roja está clara, es la ultraderecha y es Vox", ha dicho.
Sánchez obtuvo en las últimas elecciones, el pasado año, 121 escaños frente a los 137 del conservador Partido Popular, pero logró el apoyo de la izquierda y los grupos nacionalistas en el Congreso para gobernar. EFE