El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune, ha desvelado este lunes su nuevo gabinete tras su reelección en los comicios presidenciales celebrados a principios de septiembre, si bien ha mantenido a Nadir Larbaoui como primer ministro y a algunos de los titulares de las carteras ministeriales de la anterior legislatura.
La Presidencia argelina ha informado de los nombramientos de los 38 miembros del gabinete en un comunicado publicado en su página web, que muestra que el Ministerio de Exteriores seguirá en manos de Ahmed Attaf; el de Interior, en las de Brahim Merad; y el de Energía, en las de Mohamed Arkab.
La principal novedad es el nombramiento del ex jefe del Estado Mayor del Ejército Nacional Popular, el general Said Chengriha, de 79 años, como ministro delegado de Defensa, una cartera habitualmente reservada al propio mandatario.
Además, el fiscal general del tribunal de Argel, Lofti Buyemá, ha sido nombrado ministro de Justicia en sustitución de Abderrachid Tabi, y Sifi Ghrib será el titular de Industria tras la salida del cargo de Ali Aoun. También ha cambiado al ministro de Educación Nacional, en el que estará Mohamed Seghir Sadaui en vez de Abdelhakim Belabed.
Por otro lado, el Ministerio de Comercio se ha dividido en dos entidades con la creación de Comercio Interior y Control de Mercado, dirigido por Tayeb Zitouni, y de Comercio Exterior y Promoción de Exportaciones, liderado por Mohamed Bujari.
Tebune, de 78 años, accedió a la Presidencia tras las elecciones celebradas en 2019, que pusieron fin a un breve periodo de transición abierto después de que el histórico mandatario Abdelaziz Buteflika dimitiera en abril de ese año en medio de masivas movilizaciones contra sus planes para presentarse a un quinto mandato pese a estar inhabilitado por problemas de salud.
El mandatario, quien cuenta con el apoyo del Ejército y la coalición integrada por el histórico Frente de Liberación Nacional (FLN) y la Agrupación Democrática Nacional, ha logrado obtener un segundo mandato en medio de denuncias sobre la represión contra opositores y activistas, y el creciente escepticismo entre la población sobre la gestión del país.