Los bancos europeos operan en un entorno macroeconómico caracterizado por unas perspectivas de crecimiento moderado, sujetas a una considerable incertidumbre y con "mayores riesgos geopolíticos", lo que eleva la probabilidad de que se materialicen "eventos de cola", según ha advertido este lunes la presidenta del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Claudia Buch, quien ha instado a los legisladores europeos a fomentar la integración del sector bancario del Viejo Continente.
En su audiencia ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, la alemana ha subrayado que los bancos europeos están bien capitalizados y esta sólida posición de capital permite financiar a la economía real, a pesar de la desaceleración del crédito desde mediados de 2022, cuando las entidades endurecieron los criterios de préstamo ante una menor tolerancia al riesgo y el impacto negativo de las subidas de los tipos de interés.
Sin embargo, la recuperación gradual de la actividad económica y las expectativas de una mayor flexibilización de la política monetaria han dado lugar a "una fijación benigna de los precios del riesgo en los mercados financieros", lo que podría dar lugar a cambios repentinos en el sentimiento del mercado, mientras que las tendencias proteccionistas podrían perturbar las cadenas de suministro globales que son esenciales para las industrias europeas, con un impacto negativo en el potencial de crecimiento, la competitividad y la resiliencia financiera de las empresas.
Para la jefa de Supervisión en el BCE, estos acontecimientos cíclicos se ven amplificados por los retos estructurales de larga duración, como el envejecimiento de la población, la baja productividad y la débil dinámica de la innovación.
De este modo, "en un entorno de mayores riesgos geopolíticos, la probabilidad de que se materialicen acontecimientos de cola ha aumentado", ha advertido, recordando que esta clase de acontecimientos adversos son difíciles de predecir o cuantificar para los bancos y los mercados, ya que los modelos de riesgo tradicionales no logran captar su naturaleza incierta, lo que puede dar lugar a un retraso en la identificación de los riesgos emergentes.
Sin embargo, Buch ha señalado que estos acontecimientos afectan a los bancos a través de los canales de riesgo tradicionales, como el crédito, el mercado, la liquidez y los riesgos operativos y ha explicado que, por ejemplo, los aumentos repentinos de los precios de la energía pueden generar tensiones en las industrias que hacen un uso intensivo de la misma, afectando la solvencia de las empresas y exponiendo a los bancos a tasas de morosidad más altas.
"La escalada de las tensiones geopolíticas puede aumentar la volatilidad de los mercados financieros, lo que desencadena correcciones en los precios de los activos", ha resumido, advirtiendo de que las sanciones financieras o los ciberataques pueden exacerbar los riesgos.
Ante este panorama, ha defendido la necesidad de adaptar al nuevo entorno la vigilancia bancaria para identificar y abordar mejor los riesgos emergentes, incluyendo una reforma integral del Proceso de Revisión y Evaluación Supervisora (SREP, por sus siglas en inglés) para hacerlo más eficiente, efectivo e intrusivo con el fin de facilitar evaluaciones de riesgo más específicas por parte de los supervisores, mejorar la comunicación con los bancos y garantizar que estos corrijan los hallazgos de supervisión más rápidamente.
En este sentido, si bien las herramientas de supervisión, como la persuasión y las recomendaciones, "siempre se utilizan primero", la alemana ha asegurado que el BCE utilizará también a continuación "herramientas cada vez más vinculantes" para garantizar que los bancos aborden cualquier deficiencia identificada de manera oportuna, incluyendo medidas cuantitativas y cualitativas o sanciones y medidas de cumplimiento, como multas periódicas.
INSTA A COMPLETAR LA UNIÓN BANCARIA.
Asimismo, la presidenta del MUS ha defendido que, en lugar de relajar las normas bancarias o retrasar la aplicación de Basilea III, la contribución más importante que podrían hacer los responsables políticos a la estabilidad financiera y el crecimiento económico es completar la unión bancaria y la unión de los mercados de capitales, ya que fortalecería aún más la capacidad de respuesta a futuras perturbaciones.
Sobre esta cuestión, ha reiterado la necesidad de dar un nuevo impulso a la introducción de un sistema europeo de seguro de depósitos (SEGD) para garantizar que la protección de los depositantes no difiera entre países, lo que promovería la integración de los mercados bancarios y evitaría el resurgimiento del nexo entre los bancos y los gobiernos.
"Esperamos que el Parlamento Europeo continúe su labor legislativa para sostener la resiliencia del sector bancario europeo y fomentar su integración", ha apostillado.