Bakú, 15 nov (EFE).- La quinta jornada de la Conferencia de las Partes (COP29) en Bakú (Azerbaiyán) transcurre en medio de negociaciones lentas y de críticas tanto hacia la parsimonia de las delegaciones participantes como hacia el régimen político y la economía petrolera del país anfitrión.
Según datos de la organización, 66.000 personas están acreditadas en la cumbre climática oficialmente y, de ellas, 33.000 son delegados; otros 30.000, observadores y 3.000 más, periodistas. Cuántos de los presentes están relacionados con el negocio de las energías fósiles es otro de los asuntos que ha centrado esta jornada de viernes 15 de noviembre.
Un tema: La relación entre la políticas climáticas con las de desarrollo es uno de los debates que se están llevando a cabo, más allá de la financiación pura y dura. La necesidad de alinear ambos conceptos con las estrategias nacionales de reducción de emisiones de CO2 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, así como la manera de hacerlo, han centrado las discusiones en algunos foros, como en el que ha participado la vicepresidenta del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), la alemana Diana Urge-Vorsatz. La coautora del Informe Global de 2024 del Grupo de Expertos en Sinergias y ODS ha afirmado que es posible cuadrar las cuentas si se aúnan los diseños de esas estrategias aunque ha reconocido que "el cambio no ocurrirá de la noche a la mañana".
Un informe: Un análisis de la plataforma Kick Big Polluters Out (Expulse a los Grandes Contaminadores) asegura que en Bakú hay al menos 1.773 cabilderos o lobistas acreditados pertenecientes a empresas relacionadas con los combustibles fósiles y "muchos de ellos", integrados como parte de las delegaciones oficiales de los países presentes. Esta cifra es superior a la suma del número de los acreditados por las diez naciones más vulnerables. De hecho, solo tres delegaciones tienen más personal desplazado: las de la anfitriona Azerbaiyán (2.229 personas), la de Brasil, que organizará la próxima cumbre climática (1.914), y la de Turquía (1.862).
Una declaración: Las cumbres climáticas han logrado "importantes hitos" desde su inicio pero ya no cumplen su función, por lo que la COP necesita "una reforma fundamental" que entre otras cosas "mejore la representación equitativa" según la carta remitida este viernes por un grupo de políticos y científicos como el ex secretario general de ONU, Ban Ki-moon; la antigua jefa de clima de las Naciones Unidas, Christiana Figueras; la expresidenta de Irlanda, Mary Robinson, o el científico sueco Johan Rockström.
Un personaje: El ex vicepresidente estadounidense Al Gore, preocupado formalmente por materias medioambientales desde 1976 y dedicado a ellas desde que terminó su mandato en 2001, también está en Bakú. Hoy ha intervenido en una sesión sobre la huella climática donde ha mandado un mensaje al futuro presidente electo de EE.UU. Donald Trump: "Hay tanto impulso (climático) que ni siquiera una nueva administración Trump podrá frenarlo mucho" y ha añadido que una nueva retirada de su país del Acuerdo de París "no sería buena" pero cree que la conferencia "seguirá adelante" porque "mucha gente en el mundo simplemente no está esperando en vilo lo que hará EE.UU, sino que está actuando por su cuenta".
Una imagen: A diferencia de cumbres anteriores, los activistas climáticos presentes son pocos y se concentran en un espacio reducido dentro de la sede física de la COP29, con algún disfraz de Pikachu y mucha cartelería impresa, entre cuyos lemas se puede leer: 'Cambio de sistema, no cambio climático', 'No a las falsas soluciones' o 'El conocimiento de los pueblos indígenas es una solución'. Las fuerzas de seguridad azerbaiyanas mantienen un férreo control de las calles de Bakú hasta el punto de que el relator de la ONU para los defensores ambientales, Michel Forst, habla de un "clima de miedo" para ellos a causa de la vigilancia y represión sobre las voces críticas. EFE