Aanya Wipulasena
Colombo, 13 nov (EFE).- Alrededor de 17 millones de habitantes de Sri Lanka votarán mañana para elegir un nuevo Parlamento después de que el recién electo presidente Anura Kumara Dissanayake disolviera el legislativo prometiendo una reforma profunda del Estado y la lucha contra la corrupción.
Dissanayake, del Partido Nacional del Poder Popular (NPP), fue elegido con el 42 por ciento de los votos en septiembre pasado, pero su Gobierno nació limitado por la Cámara, donde su formación solo tenía tres de los 225 escaños.
Con solo tres aliados en el Parlamento, el izquierdista formó un Gobierno mínimo repartiendo todas las carteras entre el mismo y dos de sus aliados, pero obligado a disolver el Parlamento esperando ampliar su cuota con unas nuevas elecciones.
Más de 8.000 candidatos competirán en las elecciones de mañana. El partido de Dissanayake necesita el mínimo de 113 escaños para conseguir una mayoría simple en la legislatura de la nación insular.
Esto supondría un vuelco en la política tradicional de la isla que ha sido tradicionalmente gobernada por dinastías políticas o héroes de guerra.
El cambio en las preferencias del país es una consecuencia de la grave crisis económica de 2022, que dejó al país endeudado, sin dinero para adquirir sus necesidades y entre una grave escasez de productos.
Esta crisis echó del poder al entonces presidente Gotabaya Rajapaksa y su hermano y primer ministro Mahinda Rajapaksa, vistos como héroes nacionales por sus roles militares en la sangrienta guerra contra las guerrillas de los Tigres de Liberación del Eelam Tamil.
El partido del opositor Sajith Premadasa, el Samagi Jana Balawegaya (SJB), será el principal rival del partido del presidente Dissanayake, si bien los analistas apuntan a que el líder marxista conseguirá la mayoría de los escaños.
Para el analista político Jehan Perera lo ideal es que nadie tenga mayoría en el Parlamento. “Sri Lanka tiene lo que llamamos una ‘sociedad plural’. Esto significa que hay diferentes grupos, como religiosos, étnicos, de casta(...) Es improbable que un partido tenga una gama de todas estas identidades”, dijo a EFE Perera.
Por ejemplo, la base del partido de Dissanayake es budista cingalés, de manera que "piensan como los budistas cingaleses, aunque conscientemente no sean racistas”, explicó para señalar la importancia de la participación de partidos tamiles y musulmanes en el Gobierno.
La estabilidad política de Sri Lanka es además clave para mantener con vida un acuerdo de 2.900 millones de dólares que fue aprobado por el Fondo Monetario Internacional para tratar de revertir la crisis del país. EFE
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