Irán, entre el desafío y la resignación ante la “máxima presión” de Trump

Teherán responde a la reelección de Trump con un análisis crítico de la "máxima presión", destacando su impacto en la economía iraní y sugiriendo un enfoque más pragmático para las relaciones bilaterales

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Jaime León

Teherán, 13 nov (EFE).- Irán oscila entre el desafío y la resignación ante la próxima presidencia de Donald Trump, quien en su primer mandato (2017-2021) aplicó la conocida como política de “máxima presión” que hundió la economía del país persa.

En un primer momento, las autoridades quitaron importancia a la victoria de Trump en las elecciones de Estados Unidos, pero pasados unos días han cambiado el tono, calificando como “fracaso” sus políticas pasadas y aconsejando al republicano acerca de cómo actuar.

“La política de máxima presión 1.0 obligó a aplicar la máxima resistencia y terminó en la máxima derrota de Estados Unidos”, dijo a última hora de anoche el ministro iraní de Exteriores, Abás Araqchí, en X, en tono desafiante.

“¿La prueba? Un ejemplo: basta comparar el programa nuclear pacífico de Irán antes y después de la llamada política de máxima presión”, añadió el jefe de la diplomacia iraní, en referencia al gran aumento de las reservas de uranio enriquecido del país en los últimos años.

Por ello, Araqchí aconsejó a Trump que no trate de aplicar la “máxima presión 2.0” porque resultará en “máxima derrota 2.0”.

“Una idea mejor: Prueba ‘Máxima sabiduría’, por el bien de todos”, aconsejó.

La política de “máxima presión” de Trump consistió en la salida de EE.UU. en 2018 del acuerdo nuclear que limitaba el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de las sanciones y la reimposición de medidas restrictivas económicas.

Esas políticas estadounidenses golpearon a la economía iraní de una manera que llega hasta hoy, ya que el país persa apenas puede comerciar con otros países de manera normal y está prácticamente excluido del sistema financiero internacional.

Desde hace años la inflación se encuentra en torno a un 40 % y el rial se halla muy devaluado frente al dólar, lo que alimenta el descontento de la población con la República Islámica.

A pesar de ello, a portavoz del Gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, calificó como un “fracaso” las políticas hacia Irán del primer mandato de Trump, a quien recomendó una nueva postura.

Trump está perfilando un Gobierno con figuras que han mantenido líneas duras sobre Irán, como el senador de Florida Marco Rubio, quien podría ocupar la secretaria de Estado, o Mike Waltz propuesto como asesor de Seguridad Nacional, y considerado "un experto en las amenazas que plantean China, Rusia, Irán y el terrorismo global".

A ello se suma, la acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra un hombre vinculado a la Guardia Revolucionaria de Irán de tramar un plan para asesinar a Trump antes de las elecciones, unas alegaciones que Teherán ha negado.

Así, el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, entonó ayer por la tarde un mensaje diferente a miembros de su Gobierno en una reunión con exministros de Exteriores, a quienes dijo que tendrá que hacer frente a Estados Unidos.

“Nos guste o no, nos enfrentaremos a este país (Estados Unidos) en el ámbito regional e internacional, y es mejor gestionar este ámbito nosotros mismos”, dijo el mandatario moderado, según IRNA.

Pezeshkian matizó que tendrán que hacer frente a esta situación “dentro del marco de la estrategia y los enfoques macro del sistema” de la República Islámica, y llamó a la tolerancia “con nuestros amigos y con nuestros enemigos".

Los sectores más moderados de Teherán han llamado a Pezeshkian ser “pragmático”. Así, el político y exasesor gubernamental Hamid Aboutalebi publicó una carta abierta en la que pidió al presidente que felicitase a Trump y “no perder esta oportunidad para cambiar las relaciones Irán-EE.UU.”.

Un mensaje parecido mandó en un editorial el diario reformista Shargh, que dijo que Pezeshkian debería “evitar errores del pasado y asumir una política pragmática y multidimensional” ante Trump.

Pezeshkian llegó al poder en julio con un mensaje de acercamiento a Occidente, pero los acontecimientos como la guerra en Gaza y los choques con Israel le han dado pocas oportunidades.

Además, el presidente tiene un poder limitado en política exterior en Irán, donde el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, ejerce de jefe de Estado con vastos poderes. EFE

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