Luis Lidon
Viena, 12 nov (EFE).- Irina Scherbakova, cofundadora de la organización rusa de derechos humanos 'Memorial' -galardonada en 2022 con el premio Nobel de la Paz- advierte de que no habrá paz en Europa mientras siga en el poder Vladímir Putin, el presidente de Rusia.
"Estoy convencida de que no habrá una paz real y una seguridad verdadera, no solo para Ucrania, sino para Europa, mientras él (Putin) esté en el poder", explica Scherbakova a EFE en una entrevista concedida en Viena.
La activista rusa, de 75 años, vive en el exilio desde 2022, cuando la legendaria ONG calificada de 'la conciencia de Rusia' fue ilegalizada poco después de ganar el Nobel.
Scherbakova recuerda que la Rusia de Putin ha interferido en los asuntos internos de otros países, como Moldavia y Georgia, empleando diversas estrategias de presión y manipulación política que van desde la corrupción hasta la intimidación.
La activista sostiene que la reciente victoria en las elecciones presidenciales de EE.UU. de Donald Trump no es tan positiva para el Kremlin como creen algunos y recuerda que ya en el primer mandato del republicano (2017-2021) hubo muchas tensiones.
"Trump resulta imprevisible, y su primer mandato estuvo lejos de ser ideal (para Rusia). Y creo que esto podría inquietar a Putin, dado que Trump ha prometido terminar la guerra en tres días, aunque muchas de sus declaraciones parecen sólo gestos populistas", afirma.
Scherbakova apunta que el interrogante es si Trump realmente tiene un plan concreto sobre cómo acabar la guerra en Ucrania y cómo podría ser, ya que, por ahora, todo son especulaciones.
Pero incluso, aunque Rusia logre ganancias territoriales en un hipotético alto el fuego, la activista considera que Putin no podrá vender a su pueblo el resultado como "una guerra gloriosa".
"El plan inicial de Putin no funcionó. Por supuesto, Ucrania ha tenido que pagar y sigue pagando cada día un precio terrible. Y estoy convencida de que eso llevará a más problemas internos (de Rusia)", sostiene.
Entre esos problemas destaca la inflación y que la economía sea ahora muy dependiente de la producción de armamento, así como la vuelta del frente de miles de soldados traumatizados por la guerra, que suponen una amenaza para la estabilidad social.
Scherbakova participó en Viena en un seminario organizado por la asociación austríaca 'Artmov' sobre artistas encarcelados en Rusia -algunos condenados a penas de seis años de cárcel por pintar en un grafiti la palabra 'paz'- y en el que se cifró en unos 2.000 los prisioneros políticos en el país.
'Artmov' se define como asociación "para el fomento de la movilidad artística y el intercambio cívico-democrático e intelectual entre Rusia, Bielorrusia y Europa Occidental".
Scherbakova recuerda que la inesperada caída del Muro de Berlín en 1989 - fecha de la que se acaban de cumplir 35 años - es un ejemplo de cómo regímenes aparentemente sólidos pueden desmoronarse, pero considera que la situación actual en Rusia es muy distinta.
La activista rusa se muestra "pesimista" y asegura que aunque nadie previó la caída del Telón de Acero, los regímenes comunistas estaban agotados y sus propios dirigentes no querían recurrir a la violencia para mantenerse en el poder.
"Ahora tenemos una guerra en Europa, una polarización extrema, y Putin lo utiliza todo, desde Corea del Norte hasta Irán, Hizbolá y Hamas. Es una situación muy diferente y mucho más peligrosa", sostiene.
Scherbakova explica que los líderes actuales en Rusia y su círculo de poder tienen fortunas personales que defender, una diferencia fundamental respecto a los dirigentes de la era soviética, cuando todos los recursos pertenecían al Estado.
"Ahora es otra situación: las personas cercanas a Putin defenderán lo que poseen, lo que hace la situación más peligrosa. Como vimos con (el presidente bielorruso) Lukashenko, incluso con el 70 % de la población en su contra, logró mantener el control. Lamentablemente, es una situación muy distinta a los cambios pacíficos de finales de los años 80", resume.
Para Scherbakova, una posible salida "optimista" sería que el régimen de Putin se agote y que, con su ausencia, Rusia busque mejorar relaciones con Occidente para suavizar las sanciones.
Sin embargo, existen escenarios menos alentadores: el control autoritario de Chechenia por el régimen de Ramzán Kadírov dificulta cualquier giro democrático en Rusia y las rivalidades entre oligarcas podrían desencadenar peligrosos conflictos de poder. Además, los veteranos de guerra pueden ser otro factor desestabilizador.
Scherbakova admite que ha perdido la esperanza de volver a Rusia, donde seguramente la detendrían nada más aterrizar, aunque añora su trabajo en 'Memorial'.
"He pasado gran parte de mi vida en una ausencia de libertad, teniendo que guardar silencio cuando en realidad quería gritar, viviendo bajo condiciones de censura. No quiero eso más, no quiero volver a esa situación", concluye.EFE
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