Barcelona, 12 nov (EFE).- El último guerrillero antifranquista vivo de España, Joan Busquets, que estuvo más de 20 años encarcelado por la dictadura, ha presentado una reclamación para que el Estado le reconozca como víctima del régimen y le indemnice con un millón de euros.
Nacido en Barcelona en julio de 1928, un tribunal militar condenó en 1949 a Busquets, a pena de muerte, pero le fue conmutada por 30 años de cárcel, de los que cumplió 20.
"Yo reclamo un reconocimiento tanto jurídico como moral", ha manifestado Busquets este martes durante una rueda de prensa en Barcelona en la que ha explicado que decidió involucrarse en el grupo antifranquista influido "por la bestialidad y el comportamiento de los franquistas en España".
A sus 96 años, es el último miembro del maquis, la guerrilla antifranquista, vivo y reclama una indemnización de un millón de euros por las graves secuelas sufridas en sus años de reclusión, daños físicos y mentales, la pérdida de oportunidades -como empleo, educación o prestaciones sociales- y perjuicios materiales y morales, entre otros.
"No sabía qué cantidad poner": "¿Cuánto vale toda una vida destrozada y todo el sufrimiento?", reflexiona en una entrevista con Efe el último miembro vivo del maquis, la guerrilla que combatió contra el franquismo en la clandestinidad tras la Guerra Civil española (1936-1939).
Busquets relata que fue su padre quien plantó la semilla libertaria en su corazón, puesto que era miembro de la anarquista Confederación Nacional del Trabajo, aunque también "dio pie a su rebeldía" el comportamiento de los franquistas a su llegada a Barcelona.
El paso definitivo para pasar a la acción contra el franquismo llegó en 1948, cuando se fue a trabajar a Francia y entró en contacto con las Juventudes Libertarias y otros maquis.
Detenido por la policía franquista en octubre de 1949, cayó en manos de un torturador y fue juzgado por un tribunal militar en un proceso sumarísimo de urgencia y condenado a muerte, aunque su pena se conmutó por 30 años.
Salió de la cárcel tras 20 años y seis días y encontró trabajo en una editorial de Barcelona pero la policía le hacía "la vida imposible" y tuvo que exiliarse a Francia, donde todavía reside.
El guerrillero lamenta el olvido durante décadas en España de las víctimas del franquismo, en especial de los maquis: "Estoy acostumbrado al no reconocimiento, a no reconocimientos por la democracia".
De hecho, ha calificado la Transición española -que comenzó en 1975, tras la muerte del dictador Francisco Franco- como algo "terrible", puesto que solamente se beneficiaron de ella "los vencedores".
"Ha sido ahora cuando se reconoce a los maquis por primera vez, que antes no los habían nombrado", ha subrayado Busquets respecto a la ley de memoria democrática, aprobada en 2022 y que, entre otros aspectos, reconoce a las víctimas del franquismo.
Pese a la elevada cuantía que solicita al Estado, el último maqui vivo es contundente: "Yo no vendería mi vida por un millón de euros. Perdí la juventud, no hay dinero que lo pague". EFE
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