Sofiane Djilali, político e intelectual: "Argelia necesita encontrar su propia modernidad"

Sofiane Djilali propone un modelo social para Argelia que revalorice sus raíces islámicas y aborde la modernidad postcolonial, reflexionando sobre el impacto de la educación y el islam político

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Laura Fernández Palomo

Argel, 10 oct (EFE).- El político e intelectual argelino Sofiane Djilali indaga en su último libro los necesarios cambios que a su entender necesita abordar Argelia ante el conflicto entre una sociedad tradicional y una moderna postcolonial que, al no encontrar acomodo, degeneró en la guerra civil de los años 90.

Djilali, de 66 años y líder del partido "Jil Djadid" ("Nueva Generación") reflexiona en su obra "La Modernidad, génesis y destino de la sociedad occidental contemporánea" un nuevo modelo social para el joven país que mantenga sus raíces pero "adaptado al mundo contemporáneo".

"Argelia está saliendo de un modelo tradicional muy arcaico, tal y como la hemos heredado a partir de 1962", piensa Djilali y explica cómo la sociedad argelina se había cerrado para protegerse y reivindicarse ante los colonos franceses que impusieron un modelo de modernidad exógeno.

"En 1962, cuando Argelia se independizó de Francia, después de 132 años de colonización, los dirigentes argelinos querían recuperar el tiempo y rápidamente modernizaron el país, mientras que la sociedad tradicional argelina, vivía aún en el esquema de 1830", cuando fué conquistada por París.

El proceso de educación masiva de niños y niñas permitió "la liberación y la realización de la mujer por un lado", pero supuso "el abandono de buena parte de la autoridad del hombre por otro", por lo que estos encontraron refugio en la potestad religiosa para recuperar parte de su poder.

En su opinión, "el islam político", que experimentó Argelia, "es una deriva del Islam, una deriva que causó tantos dramas y dificultades" pero que obliga a "reflexionar un modelo propio de sociedad y no copiar el occidental, vaciado de toda dimensión espiritual".

"No podemos romper con las raíces islámicas" de Argelia, aunque "es necesario separar las practicas religiosas de la acción política", manifiesta.

Además, Argelia no es una "excepción" en los conflictos que detecta entre una tradicionalistas y globalistas que detecta en otras partes del mundo, en un contexto internacional que rechaza la "homogeneización".

"En Estados Unidos, entre demócratas y republicanos, donde los demócratas defienden un modelo más moderno y universal mientras que los republicanos se cierran y defienden una política más soberanista", explica.

Lo mismo, en Europa, "a causa de una presencia masiva de inmigrantes, hay una reacción de rechazo a la civilización exógena y hay una voluntad de regreso a una identidad pasada".

Consciente de que "cada pueblo necesita guardar sus propias referencias, su propia cultura", el líder del opositor "Nueva Generación" con el que ambiciona, un día, poder gobernar Argelia, parte de este estudio de la sociedad argelina para construir su proyecto político.

"El problema es que la modernidad que hemos importado, que se nos impuso rompió llas referencias estructurales de la sociedad tradicional pero nadie ha reflexionado sobre cómo debemos construir la sociedad venidera", considera.

Candidato presidencial en las elecciones de 2014, decidió no presentarse a los comicios del último septiembre, porque "estaban decididos", y adelanta que optará en un futuro a la jefatura del Estado para lo que desarrolla su partido, fundado en 2011 al calor de las primaveras árabes. Sin embargo, hoy opta por un cambio reformista.

"Las revoluciones pueden acabar con un poder, un régimen pero son costosas humana y materialmente. Además, no garantizan que lo que surge de ella, arregle los problemas de fondo", opina.

A su juicio, "la sociedad no esta preparada para reflexionar por ella misma sobre un cambio", por lo que se requiere constriuir una "élite consciente de lo que está en juego".

"Necesitamos un consenso en la sociedad y aceptar lo que hemos vivido desde 1962, porque era necesario y corresponde a una fase histórica. Hoy, es el momento de planificar algo nuevo, que sea negociado en el interior del sistema político argelino, entre la élite y con la sociedad", propone.

"¿Hasta dónde podemos ir en la modernización? ¿Cómo debemos orientar los programas escolares? ¿Qué podemos introducir en la sociedad y qué no? Esas preguntas son el debate que debemos abrir", plantea en su nueva obra como dilema. EFE

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