La apología de la Camorra en Nápoles deja los altares a pie de calle y se pasa a Tik Tok

Francesco Borrelli advierte sobre el auge de la glorificación de la Camorra en redes sociales, destacando el impacto en la juventud y la necesidad de medidas legislativas contra la cultura mafiosa

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Joan Mas Autonell

Nápoles (Italia), 10 nov (EFE).- A diferencia del pasado, cuando altares o murales en honor de mafiosos o personas vinculadas al crimen organizado estaban muy presentes en Nápoles, la tercera ciudad de Italia y cuna de la Camorra, ahora la apología de la mafia se ha trasladado a las redes sociales como Tik Tok, dice a EFE el diputado Francesco Borrelli.

Este parlamentario de la coalición Alianza Verdes-Izquierda está protegido por escolta desde 2022, tras recibir amenazas de muerte de camorristas y grupos criminales por su lucha contra el crimen organizado que acabaron en una agresión física.

Según explica, su batalla contra la criminalidad incluye denuncias contra espacios controlados por la Camorra y delincuencia organizada, así como para que las instituciones eliminaran altares o murales a pie de calle en honor a personas vinculadas a la criminalidad y la mafia.

Borrelli, que sigue viviendo en Nápoles pese a su "vida limitada" bajo escolta, considera que el mundo camorrista "no es solo una tradición criminal, sino un sistema cultural" que va más allá e impregna otros ambientes de la ciudad, mientras explica que él libra "una lucha" contra ese imaginario de "idolatría" de la criminalidad.

Esta realidad ha afectado a jóvenes que crecen en estos entornos, como Luigi Caiafa, un menor de 17 años del centro histórico de Nápoles que murió a manos de la policía mientras cometía un intento de robo en 2020.

La aparición posterior de un mural y un altar en su honor llevó a la denuncia del diputado: "Más allá del mural, había un pequeño altar de devoción, como si fuera la virgen María, con la foto del chico y cosas suyas, como un reloj", dice Borrelli. Esto muestra, explica, cómo la zona del casco viejo de dónde era el chico "se identifica con el crimen".

Hoy, pese a que la policía tapó el mural con el rostro del joven, en el lugar hay una pintada en su memoria: "Luigi Cafaia vive", dice.

Borrelli, muy conocido en la zona, pasea por el barrio con un equipo reforzado de unos siete agentes, y discute con varios de los vecinos.

Según asegura a EFE, los altares, murales y otros actos y símbolos en defensa de la Camorra -como procesiones en las que se idolatra a camorristas- tienen menos peso en la calle porque las autoridades actuaron para erradicar el fenómeno, pero alerta de que ahora se han trasladado a las redes sociales.

Los altares de la Camorra "se abatieron casi todos años atrás, pero la apología se trasladó a las redes sociales, sobre todo Tik Tok", explica Borrelli, que ha presentado una proyecto de ley en el Parlamento italiano para penalizar la apología al crimen organizado que por ahora no ha logrado sacar adelante.

"Hay una gran falta de atención política sobre las cuestiones de la criminalidad y las mafias" por parte de los partidos "porque no genera el consenso de antes", asegura el diputado.

Según lamenta, muchos políticos "no son conscientes" del impacto que tienen las redes como correa de difusión de la cultura mafiosa.

"Antes, quizás unas mil personas al día podían ver un altar" en la calle, pero "ahora logran 100.000 visualizaciones en Tik Tok y nadie les dice nada", comenta Borrelli.

También apela a tomar medidas: "Tenemos muchos vídeos a favor de la Camorra. De 100 personas que se hacen ver en redes sociales con un tatuaje, el 75% muestra tatuajes de criminales", incluidos históricos líderes mafiosos como Totò Riina o Raffaele Cutolo.

"Esto se ve mucho por Tik Tok. Ahí creo que se deben bloquear los perfiles y denunciar penalmente a quiénes idolatran la mafia", añade.

Borrelli, cuya lucha le ha convertido en una de las personas que viven en Italia con vigilancia policial, reconoce que la vida acompañado de escolta "cambió totalmente" su existencia. Va siempre acompañado de dos guardaespaldas y debe informar previamente de cualquier movimiento a las autoridades.

"Tengo la vida de una persona sin casi vida privada. No puedo hacer lo mismo que antes. Está claro que es una vida con límites", dice el diputado, que no puede quedar fuera con amigos o salir a cenar, mientras las amenazas llegan a su entorno más inmediato: su madre y su compañera recibieron amenazas, y tienen que estar también sujetas a un cierto nivel de vigilancia. EFE

(foto) (vídeo)

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