Tomás Frutos
Roma, 10 nov (EFE).- Despedido el croata Ivan Juric este domingo, tras la derrota en casa ante el Bolonia, el Roma firmará el cuarto entrenador en lo que va 2024. Una gestión de la propiedad, en manos de la familia estadounidense Friedkin, que va de desastre en desastre y que deja al equipo a solo 4 puntos del descenso y con la temporada prácticamente sentenciada en noviembre.
Desde el despido de José Mourinho en enero de 2024, el Roma ha ido en caída libre. Ha pasado de ganar la Liga Conferencia en 2022, de jugar la final de Liga Europa en 2023 y de soñar con volver a 'Champions' a ser un equipo incapaz de ganar fuera de casa, duodécimo a solo 4 puntos del descenso, a 10 de Europa y alejado del máximo rival, un Lazio que ha llevado el camino opuesto en lo que a crecimiento se refiere.
Hace ya varias temporadas que en el Roma reina el caos. Idas y venidas de entrenadores, críticas feroces de la afición y estrategias de mercado a veces incomprensibles que han conducido al club a las destituciones de dos entrenadores en la presente campaña, así como a la dimisión de la CEO del club, la griega Lina Soulokou, un desorden que tiene a Dan y Ryan Firedkin, los propietarios, en el punto de mira.
Para entender bien el contexto de lo que pasa en la 'Loba' hay que viajar a 2020. La propiedad del Roma recae en capital estadounidense, en la familia Friedkin. Dan y Ryan son la cara visible, aunque es el primero de ellos, productor de cine, el que figura como dueño y presidente del club desde que lo adquiriera en 2020 por unos 600 millones de euros.
Desde entonces la inversión ha sido de casi mil millones de euros con los que quería devolver al Roma a la Liga de Campeones de manera habitual, crear un proyecto asentado en la élite. Objetivo que no se ha cumplido. La última vez en 'Champions' fue en los octavos de 2018-19. Casi mil millones de euros que se han saldado con un séptimo puesto y tres sextos consecutivos. Una gran inversión que, además, tendrá que ser superior en los próximos años si el Roma quiere tener su propio estadio.
Desde el despido de Daniele De Rossi en la cuarta jornada, la afición montó en cólera. La llegada de Juric no solo no apaciguó las aguas, sino que aumentó la crispación.
Muchos motivos entran en este sentido. Los malos resultados, obviamente, es lo principal. De 12 partidos que duró la 'Era Juric', el Roma solo ganó 4. Fue ante rivales en teoría más débiles como el Udinese, el Venecia, el Dinamo Kiev y el Torino. Los otros 8 encuentros se saldaron con 5 derrotas y 3 empates. No gana a domicilio desde el pasado 25 de abril, hace ya 6 meses.
Antes, con De Rossi, el Roma no conoció la victoria en la temporada. Datos que saldan la actual campaña, contando los partidos de ambos técnicos, con 4 victorias en 16 partidos contando todas las competiciones.
Tampoco ayudó a Juric su gestión con el alemán Matts Hummels, al que apenas dio 25 minutos ante el Fiorentina por la expulsión del español Mario Hermoso. Partido en el que, además de la dolorosa derrota, Hummels marcó gol en propia puerta. Ahora, en Italia se rumorea que el central podría salir en invierno. Síntomas de una gestión paupérrima del club.
Y mucho menos el último episodio con el argentino Paulo Dybala, que no estuvo presente en los dos últimos partidos.
El sábado se filtró en Italia que la decisión de dejar fuera esta jornada al argentino Paulo Dybala pudo responder a algo totalmente diferente a lo que dijo Juric en rueda de prensa.
"Es un jugador que ha tenido muchas lesiones en el pasado. No estamos hablando de una lesión real, son sensaciones, molestias, una cicatriz que te tira un poco y no te deja tranquilo. "Pasó un poco en Bélgica y ayer intentó entrenar pero sintió una pequeña molestia", fueron las palabras del técnico.
Sin embargo, horas después la prensa italiana apuntó a que Dybala y su entorno estarían totalmente en desacuerdo con las declaraciones del técnico y decepcionados con su gestión.
El entrenador, de hecho, según apuntaron los rotativos italianos, se habría adelantado incluso a pruebas médicas que tenía que hacerse la 'Joya' poco después de esa rueda de prensa. Las del día anterior dejaron buenas sensaciones.
La decisión por tanto, residiría en algo totalmente diferente. Y podría deberse a que el club tendría que renovar automáticamente el contrato del jugador por una temporada más en el caso de que el 55% de las apariciones superen al menos los 45' en el período de tres años en cuestión. Ya en verano, el Roma le puso en el mercado para ahorrarse su elevado salario.
Por lo pronto, Dybala ya ha sido suplente en 6 partidos hasta el momento.
La prensa italiana también desveló que el técnico nunca habría contado con la aprobación del vestuario, muy ligado a De Rossi. Y que incluso se habrían producido varias peleas elevadas de tono durante los partidos.
Especialmente dura la que habría tenido lugar en la derrota ante la 'Fiore' (5-1). Juric quitó a Cristante a la media hora y a Mancini en el descanso. Dos pesos pesados que luego ni siquiera se sentaron en el banquillo.
El ambiente no parecía el adecuado para el resurgir de un equipo muy débil, sin escudo táctico, desprovisto de un plan y a merced de los episodios individuales para ganar. La destitución era obvia desde hace semanas.
En el horizonte, como posible sustituto de Juric, aparece la figura de Roberto Mancini, recientemente destituido como seleccionador de Arabia Saudí. Además, el italiano Massimiliano Allegri, ex del Juventus Turín, está sin contrato y el club lo valora como una de las opciones.
En el ámbito internacional, Ediz Terzic o Thomas Tuchel podrían ser opciones viables.
En un momento se valoró la vuelta de De Rossi, pero la leyenda no se puso a disposición.
Por su parte, el club, que quería liberar dinero con la venta de Dybala en verano, tendrá a tres entrenadores en nómina. De Rossi, con contrato hasta 2027 -unos 10 millones-, Juric hasta 2025 -2 millones- y el nuevo. De desastre en desastre. EFE