El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, ha manifestado este viernes su "profunda" inquietud ante la reanudación de los ataques violentos en República Democrática del Congo a manos de las milicias del Movimiento 23 de Marzo y ha apelado al Gobierno de Ruanda para que se retire y al del propio país para que dejen de colaborar con los grupos armados que operan en el territorio.
"Estados Unidos está profundamente preocupado por las violaciones del alto el fuego en el este de RDC desde el 20 de octubre por parte del grupo armado M23, que cuenta con el apoyo de Ruanda y está autorizado por Estados Unidos y Naciones Unidas", reza un comunicado en el que se insta al M23 a "cesar de inmediato las hostilidades y retirarse de sus posiciones en el territorio de Walikale, en la provincia de Kivu del Norte".
Concretamente, Miller ha solicitado a las autoridades ruandesas que replieguen "de inmediato" a todo el personal de la Fuerza de Defensa de Ruanda de RDC, que retiren también sus equipos y que "cese las interrupciones de GPS".
El Departamento se ha dirigido asimismo al Gobierno congoleño, al que ha demandado que "deje de colaborar" con el grupo armado Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y que "tome medidas inmediatas para desmovilizarlo".
En este contexto, Miller ha defendido "los importantes avances" logrados gracias al Proceso de Luanda y a los esfuerzos de las autoridades de Angola, llamando "a todas las partes" a cumplir "los compromisos que han asumido" en el marco de esta iniciativa para la promoción de la paz en el país.
"Todos los Estados deben respetar la soberanía de los demás, proteger a todos los civiles y exigir cuentas a los responsables de violaciones de los derechos humanos", sentencia la nota del Departamento de Estado.
El M23 es un grupo rebelde formado principalmente por tutsis congoleños y que opera principalmente en la provincia de Kivu Norte. Tras un conflicto entre 2012 y 2013, RDC y el grupo firmaron en diciembre un acuerdo de paz. En dichos combates, el Ejército de RDC contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas.
El grupo lanzó una nueva ofensiva en octubre de 2022, recrudecida a partir de noviembre, lo que ha provocado una crisis diplomática entre RDC y Ruanda por su papel en el conflicto. Expertos de la ONU apuntaron en diciembre a la existencia de "pruebas sustanciales" sobre una "intervención directa" del Ejército ruandés en el conflicto.
Igualmente, destacaron una colusión entre el Ejército congoleño y varios grupos armados, incluidas las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y los mai-mai, para combatir al M23, incluida la propuesta de grupos armados de "movilizar a 600 combatientes" para reforzar las filas de las Fuerzas Armadas.