Redacción América, 9 nov (EFE).- La próxima Conferencia de la ONU sobre el Clima, COP29, que se celebrará del 11 al 22 de noviembre en Bakú, la capital de Azerbaiyán, reunirá a representantes de 197 países, entre ellos los veinte de América Latina, que acudirán con objetivos divergentes pero una causa en común: enfrentar el cambio climático.
Desde la necesidad de financiamiento hasta la transición a energías renovables, cada país de la región expondrá su visión y los desafíos en un contexto global donde la cooperación y los acuerdos son cruciales.
Brasil espera que en la COP29 en Bakú se avance en el desbloqueo de financiación constante y transparente por parte de los países ricos para la acción climática y se logre un acuerdo sobre el mercado global de carbono.
Esto es crucial para que el país esté en una posición sólida cuando asuma la presidencia de la cumbre climática en 2025. Sin embargo, las negociaciones sobre financiamiento están estancadas, a diferencia de las del mercado de carbono, que avanzan con optimismo.
El principal obstáculo es el nuevo objetivo colectivo cuantificado (NCQG), que busca que los países ricos aporten fondos para apoyar a las naciones en desarrollo. Aunque el objetivo de 100.000 millones de dólares anuales no se ha cumplido, Brasil y otros países en desarrollo exigen un incremento en los recursos.
Esta petición ha sido criticada por naciones desarrolladas, que sugieren involucrar a organismos internacionales y economías emergentes como China, una propuesta que los países en desarrollo rechazan.
En cuanto a la eliminación de combustibles fósiles, Brasil mantendrá un tono menos agresivo en Bakú, destacando su necesidad de crecimiento económico para reducir desigualdades. Márcio Astrini, del Observatorio del Clima, anticipa que, aunque Brasil es observado por su responsabilidad con la Amazonía, la atención aumentará este año ya que el país será anfitrión de la COP30 en Belém en 2025.
México se presentará en la COP29 bajo el liderazgo de Alicia Bárcena Ibarra, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, quien ha asegurado que busca "un cambio profundo en el modelo de desarrollo para poder avanzar hacia la sostenibilidad".
En su comunicado, Bárcena destacó los esfuerzos del país para avanzar hacia energías renovables, al tiempo que subrayó la necesidad de un diagnóstico más preciso de la deforestación y abordar integralmente la escasez de agua.
Además, la presidenta Claudia Sheinbaum, en su reciente discurso de investidura, desarrolló el ambicioso objetivo de lograr que las energías renovables constituyan el 45 % de la matriz energética de México para 2030.
En Argentina, la postura del presidente Javier Milei respecto al cambio climático ha sido de negación de sus efectos y rechazo a los Acuerdos de París. A pesar de esto, Argentina estará presente en Bakú para la COP29, aunque sin un plan de acción público, como lo indicó Greenpeace Argentina.
Hernán Giardini, representante de esta ONG, criticó la postura argentina, afirmando que "la política negacionista de la crisis climática va a contramano de las alertas científicas".
Además, el ahora reducido Ministerio de Ambiente argentino señaló que la mayor parte de las emisiones del país provienen del consumo energético y actividades agropecuarias.
Chile también contará con representación en la COP29, liderada por Maisa Rojas, ministra de Medio Ambiente. Rojas, reconocida como una de las cien latinas más comprometidas frente a la crisis climática, destacó que Chile ha sido "un país que ayuda a que se puedan lograr los consensos necesarios para avanzar en la agenda" climática.
Para esta cumbre, su objetivo principal será asegurar financiamiento que permita a los países menos desarrollados reducir sus emisiones y mejorar su resiliencia. "El costo de la inacción es alto", advirtió Rojas, remarcando que la urgencia de estos acuerdos es cada vez mayor.
Venezuela, por su parte, desplazará una delegación, aunque sin revelar detalles específicos de sus aportes. Su estrategia de conservación de biodiversidad fue recientemente presentada en Cali, pero aún faltan precisiones respecto a su postura para la COP29.
Cuba, en tanto, participará en la conferencia con su tradicional enfoque político de responsabilidad diferenciada, aunque enfrenta limitaciones financieras por las sanciones estadounidenses, que afectan su capacidad para implementar su plan de sostenibilidad, Tarea Vida.
Costa Rica aprovechará la COP29 para mostrar sus esfuerzos en adaptación al cambio climático y su nuevo rol como copresidente de la mesa de adaptación junto a Irlanda.
También buscará impulsar acuerdos para un mercado de carbono de mayor calidad y avanzar en la meta de proteger un 30% de las zonas terrestres y marinas a nivel global.
Finalmente, la Comunidad del Caribe (Caricom) pedirá compromisos de financiamiento para enfrentar las vulnerabilidades de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, insistiendo en que el calentamiento global se mantenga por debajo de 1,5 grados Celsius. EFE