Redacción Ciencia, 7 nov (EFE).- Aunque las restricciones a los viajes y las medidas sociales durante la pandemia lograron un drástico descenso mundial de los casos de gripe estacional, algunos linajes del virus siguieron circulando y evolucionando en las regiones tropicales con pocas restricciones para viajar, como el sur y el oeste de Asia.
En estas áreas, hubo una transmisión sostenida del virus, en concreto de los linajes de la gripe A y la gripe B/Victoria.
Por el contrario, los confinamientos, el distanciamiento social, el uso obligatorio de mascarillas y la prohibición de los viajes en avión, hicieron que los casos de gripe estacional causada por los subtipos A H1N1, H3N2, B Victoria y Yamagata, disminuyeran drásticamente en todo el mundo.
Sin embargo, en cuanto se reanudó el transporte aéreo mundial, la gripe estacional tuvo un notable rebote y volvió a los niveles prepandémicos.
Estas son las principales conclusiones de un estudio realizado por un equipo internacional de científicos de la Universidades de Oxford (Reino Unido), la Universidad de Fudan (China) y la Universidad Católica de Lovaina (Suiza) que ha analizado cómo la pandemia afectó a la propagación, distribución y dinámica evolutiva de los linajes de la gripe estacional.
Las epidemias de gripe suponen una carga considerable para los sistemas sanitarios y obligan a hospitalizar a más de 5 millones de adultos cada año.
Para controlarlas, las vacunas contra la gripe deben ser actualizadas con una vigilancia exhaustiva de las cepas circulantes, que se desplazan constantemente de un continente a otro.
La reducción de la movilidad humana global durante la covid-19 proporcionó una oportunidad única para evaluar cómo se ve afectada la gripe estacional durante las pandemias.
Combinando datos sobre la propagación de la gripe estacional, su composición genética y las pautas de los viajes internacionales, el equipo estudió el desplazamiento y la evolución de los virus de la gripe estacional antes, durante y después de la covid-19.
Así descubrieron que el inicio del coronavirus provocó un cambio en la intensidad y la estructura de la transmisión internacional de la gripe: aunque los casos de gripe disminuyeron significativamente en todo el mundo durante el punto álgido de la covid-19, en el sur y el oeste de Asia, regiones que tenían relativamente menos restricciones pandémicas, continuó la circulación de los linajes de la gripe A y la gripe B/Victoria, respectivamente.
Esas zonas, que tuvieron menos restricciones de movimiento, sirvieron como importantes fuentes evolutivas que permitieron la transmisión sostenida durante la pandemia.
Después, en marzo de 2023, cuando se reanudó el tráfico aéreo mundial, la circulación de los linajes de la gripe recuperó los niveles previos a la pandemia, lo que demuestra que el virus se mantuvo en la mayoría de los casos durante la pandemia con continuos movimientos virales y acumulación de diversidad genética, según el estudio.
Para Zhiyuan Chen, investigador en la Universidad de Oxford y la Universidad de Fudan y autor principal del estudio: "Fue sorprendente la rapidez con que la gripe estacional restableció el equilibrio prepandémico pocos años después del punto álgido de la covid-19".
Los resultados también muestran que el linaje de la gripe B/Yamagata parece haber desaparecido desde el inicio de la pandemia, lo que sugiere que el linaje podría haberse extinguido.
En una Perspectiva relacionada, los investigadores Pejman Rohani y Justin Bahl de la Universidad de Georgia (Estados Unidos) opinan que el estudio refuerza aún más la idea de que las intervenciones no farmacéuticas pueden ser "increíblemente eficaces" a la hora de alterar la transmisión viral, la diversidad de patógenos y la evolución antigénica, y posiblemente sean más eficaces que los esfuerzos de vacunación por sí solos. EFE