Berlín, 6 nov (EFE).- Nicole Schober, fundadora de la ONG Helferstab Katastrophenhilfe, creada después de que la crecida del río Ahr dejase 135 muertos en el valle homónimo del oeste de Alemania en 2021, ve paralelismos con la situación en Valencia tras la dana y advierte de que la reconstrucción es lenta y puede llevar diez años.
La organización, que se dedica a coordinar a grupos de voluntarios en situaciones de catástrofe, ha desplazado personal a Valencia y efectuado un llamamiento para recaudar fondos para los afectados, además de intentar transmitir la experiencia obtenida en el valle del Ahr, explicó Schober, en conversación telefónica con EFE.
"Personalmente empatizo muchísimo, porque yo misma soy del valle del Ahr y es como revivir lo que pasó aquí hace tres años", afirmó esta gestora de eventos musicales que trabajó durante algunos años en España en relación en relación con los efectos de la dana en la provincia de Valencia.
Su organización ha acompañado en el proceso de reconstrucción a municipios y particulares afectados por la crecida que en julio de 2021 se llevó por delante en pocas horas buena parte de las casas del valle, el más afectado por las inundaciones que dejaron en total 180 muertos en el oeste del país germano.
Tres años después, la recuperación es lenta, pero está avanzando, afirmó Schober, que desmintió las informaciones críticas aparecidas en numerosos medios alemanes sobre el supuesto estado desolado de la zona pese a las ayudas de 15.000 millones de euros para la región de Renania-Palatinado.
"Durante mucho tiempo las labores de reconstrucción no se veían, porque primero había que construir e instalar la canalización, la electricidad, todo lo que va bajo tierra, antes de poder colocar una casa encima. Eso lleva tiempo", comentó.
"Aquí en el valle del Ahr nos hemos dicho: 'bueno, en 10 años podemos volver a hablar, entonces estará el valle otra vez reconstruido", afirmó Schober.
Se trata de una "tarea inmensa", donde es muy importante el apoyo mutuo, ya que supone "una enorme carga para la psique", dijo, pero resaltó que, en general, las ayudas se están pagando y en especial los particulares las recibieron de inmediato.
La burocracia ha contribuido a ralentizar la reconstrucción y hay casos complejos, apuntó, como por ejemplo las ayudas a empresas donde también hay normativas europeas de por medio, pero, en general, la infraestructura del valle se está restableciendo.
Las inundaciones de 2021 en Alemania dejaron en evidencia el fracaso de los mecanismos de alerta temprana y déficits organizativos y comunicativos de todo tipo, según halló una comisión de investigación que concluyó su labor el verano pasado.
Schober, por su parte, cree que es "humano" reaccionar ante este tipo de catástrofes buscando a un culpable, pero para ella lo que ocurrió en el valle del Ahr fue "un encadenamiento de muchas circunstancias" y "errores" a diferentes niveles.
"Nadie evaluó el peligro correctamente. Y crucificar ahora a alguien y decir que es el responsable me parece equivocado", declaró, preguntada por el papel del exjefe de distrito Jürgen Pföhler, que tardó horas en llamar a evacuar la zona y contra el que la Fiscalía de Coblenza cerró este año las diligencias iniciadas por sospecha de homicidio negligente en 135 casos sin presentar finalmente una acusación.
Para la fundadora de la ONG, ni la administración local ni la propia población tomó en serio las advertencias, sencillamente porque no había precedentes en los últimos cincuenta años de algo similar.
"Todos sabíamos que iba a llover, pero, puedo decirlo personalmente, estábamos haciendo bromas con ello, porque no nos podíamos imaginar cuánta agua iba a ser", recordó.
Para ella, lo importante es extraer lecciones de la catástrofe, algo que en el valle del Ahr, sin embargo, no ha ocurrido, pues se ha vuelto al "modo normal", construyendo, por ejemplo, en zonas susceptibles de volver a inundarse en caso de nuevas lluvias torrenciales.
"Está olvidado y ese es un tema en el que tenemos que trabajar, sacar lecciones de ello", afirmó Schober, que apuntó a la necesidad de, por un lado, tomar en serio los problemas medioambientales y no hacerlos empeorar más, y, por el otro, estar preparados para reaccionar mejor en caso de que vuelva a ocurrir otra catástrofe.EFE