Kabul, 6 nov (EFE).- El gobierno talibán que ejerce el poder de facto en Afganistán desde 2021 espera que la Administración del próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, "dé pasos realistas para que se logran avances concretos en las relaciones entre los dos países".
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos de Exteriores de los talibanes expresó su deseo de que Afganistán y EEUU "puedan abrir un nuevo capítulo en las relaciones bajo la interacción mutua".
Además, los fundamentalistas esperan que el nuevo presidente juegue un papel clave en el fin de los conflictos en curso en el mundo y en Oriente Medio, en particular en Gaza y en el Líbano.
En el comunicado, los talibanes recordaron el acuerdo suscrito en Doha en febrero de 2020 entre el primer gobierno de Trump y los talibanes, en el que EEUU se comprometía a retirar todas sus fuerzas del país antes de la primavera del año siguiente, un hecho que finalmente ocurriría en agosto de 2021, durante el mandato del demócrata Joe Biden.
Trump excluyó de aquellas negociaciones con los talibanes al entonces Gobierno afgano, al que el grupo fundamentalista veía como un brazo de Washington y con el que se negaba a sentarse a la mesa.
Estados Unidos salió de Afganistán el 30 de agosto de 2021 tras 20 años de intervención militar que comenzó con el objetivo de erradicar al régimen de los talibanes, que había dado refugio al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, responsable de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
En el momento de la retirada, al Gobierno de Biden le sorprendió la rapidez con la que cayó el Ejecutivo afgano ante el rápido avance de los talibanes hacia Kabul.
Como resultado, durante días, se dio la extraña situación en la que la Administración estadounidense cooperaba con los talibanes para poder evacuar por el aeropuerto de Kabul del país a sus tropas, a ciudadanos estadounidenses y a ciudadanos afganos que habían colaborado con las tropas norteamericanas.
En los alrededores del aeropuerto, se agolparon durante días miles de personas tratando de escapar. En medio de ese caos, el Estado Islámico del Gran Jorasán (conocido por sus siglas en inglés ISIS-K) cometió un atentado suicida en el que al menos 180 personas murieron, incluidos 13 soldados estadounidenses.
Ese atentado supuso un fuerte golpe político para Biden con las primeras muertes de soldados estadounidenses en Afganistán desde febrero de 2020.
Recientemente, algunos familiares de los soldados fallecidos habían aprovechado para mostrar públicamente su apoyo a Trump. EFE