Roberto Morales
Madrid, 6 nov (EFE).- A inicios de noviembre, tras la disputa de 16 encuentros en menos de tres meses, el exitoso proyecto dirigido por Carlo Ancelotti se le ha caído al técnico italiano al sumar ya más derrotas que toda la temporada pasada. El golpe del clásico liguero ante el Barcelona se trasladó a la Liga de Campeones frente al Milan. Dos derrotas consecutivas que profundizan un mal momento de un equipo superado en defensa que ha rebajado su pegada ofensiva.
Las rachas sin derrotas del Real Madrid se han cerrado de forma abrupta. La última, la de 39 encuentros sin caer en el Santiago Bernabéu con claros síntomas de impotencia y la afición marchándose del estadio antes de tiempo, sin creer en una remontada europea. Los números muestran el desplome blanco. Tres derrotas en sus seis últimos encuentros. Un solo partido en el que en apenas media hora exhibió todo su potencial, al verse ante las cuerdas cayendo por dos goles en casa ante el Borussia Dortmund (5-2).
De esos cinco goles con un vendaval de fútbol, el equipo de Ancelotti ha pasado a marcar un tanto, y de penalti, encajando siete en dos partidos en el Bernabéu ante Barcelona y Milán.
Sumados a los dos del Dortmund, un total de nueve goles recibidos en sus tres últimas citas. Los mismos que en sus diez partidos previos en un equipo que basó sus grandes éxitos el curso pasado en su fortaleza defensiva, con la resistencia del Etihad ante el City como ejemplo que impulsó una nueva conquista de la Liga de Campeones.
La presencia de Thibaut Courtois, a quien chutó siete veces a puerta el Dortmund, o de Andriy Lunin, que evitó una goleada del Milan, ha sido indiferente. El Barcelona remató el mismo número de veces a puerta, siete, con quince intentos. El Milan, de capa caída en Italia, chutó hasta nueve veces a portería en catorce remates. Sin presión del rival, cómodo con el balón y acercándose siempre a zona de peligro sin prácticamente oposición. De nuevo el Real Madrid volvió a correr menos kilómetros que su rival y llegó tarde siempre con claro mal posicionamiento táctico de sus jugadores.
El técnico italiano no encuentra el sistema con el que más cómodo se encuentre su equipo. Condicionado por la ausencia de un perfil parecido a Toni Kroos, sin encontrar un referente en la construcción, no ha encontrado rédito cuando recuperó el 4-4-2 con rombo en el centro del campo y Jude Bellingham de enganche con los delanteros. Tampoco con el 4-3-3 y un tridente formado por Rodrygo-Vinícius-Mbappé que no termina de conectar.
'Carletto' insiste en la liberación de trabajo defensivo de 'Vini' y Mbappé, lo que inicia los desajustes. Bellingham se desgasta en labores defensivas, Fede Valverde no cesa de realizar coberturas, Aurélien Tchouaméni se pierde entre grandes espacios que cubrir y a los defensas les suelen llegar rivales en superioridad. El ejemplo del sufrimiento de Lucas Vázquez ante Theo Hernández y Rafael Leao fue la última prueba.
La seriedad de Ancelotti desde inicio de temporada en sus comparecencias ha mostrado su disconformidad con lo que ha visto en los entrenamientos desde el primer día del curso. Pagando la falta de pretemporada al inicio de buena parte de su equipo titular y, posteriormente, una preparación física insuficiente de una plantilla que debería exhibir músculo.
Hasta llegó a probar defensa de cinco, un dibujo poco habitual en la historia del Real Madrid, incrustando a Tchouaméni entre centrales en el inicio de jugada en Balaídos ante el Celta, en una prueba en la que reconoció el técnico madridista errores de comunicación y entendimiento con su jugador.
Hace un año, tras unos primeros meses repletos de éxito de Jude, recién aterrizado, el centrocampista inglés era la gran sensación del Real Madrid. En doce partidos había marcado once goles y repartido tres asistencias. En el presente es uno de los grandes damnificados por la llegada de Mbappé. No ha marcado un solo gol y ha dado dos asistencias.
Ante el Milan los gestos de Bellingham volvieron a hablar por sí solos. Desesperado. Perdido en grandes esfuerzos defensivos, errático en el remate cuando tuvo ocasión de marcar. Sin continuidad en una demarcación. Ha probado como mediapunta, en banda derecha para aumentar la ayuda defensiva a Lucas Vázquez, en el costado izquierdo. Y entre pruebas, se ha ido alejando de su identidad.
Pese a que fue preparando el terreno durante meses Ancelotti a la esperada llegada de Mbappé, liberando a Vinícius la pasada temporada de la banda izquierda y desatando una versión más goleadora por el centro. Con el francés ya en el equipo, ha sido innegociable el intercambio de posiciones.
Mbappé juega de 9 puro, una demarcación en la que se le ve incómodo, sin los automatismos de un rematador puro, sin juego de espaldas, buscando siempre el peligro con movimientos al espacio o creando él mismo las ocasiones de las que dispone y en las que muestra falta de puntería. Ha marcado un tanto en sus seis últimos partidos con el Real Madrid. Suma un total de ocho, cuatro menos que con el PSG a estas alturas de año hace doce meses.
Pocos compañeros sirven el pase que demanda Mbappé en sus desmarques al espacio. En ocasiones tan previsible como en el clásico, en el que incurrió continuamente en fuera de juego. La conexión con Vinícius no da el fruto esperado por Ancelotti. El francés no recibe el pase cuando está libre de marca en boca de gol y ya dejó más de un gesto de desesperación. Pasa los partidos buscando marcar, desarrollando en las dos últimas derrotas una ansiedad en los últimos metros que le llevó a fallar acciones que hace unos meses eran gol.
Uno de los factores clave que han impulsado la situación actual del Real Madrid, a nueve puntos del Barcelona en LaLiga y decimoséptimo en la Liga de Campeones, ha sido la planificación deportiva agravada con la grave lesión de Dani Carvajal y la lenta recuperación de David Alaba.
El Real Madrid no cubrió la salida de Toni Kroos con ningún jugador de similares características. Confió en el trabajo realizado en temporadas anteriores con la contratación de Camavinga o Tchouaméni, la extensión un curso más del contrato de Modric con 39 años, la presencia de Dani Ceballos, el crecimiento sin techo de Fede Valverde o la opción de adaptar a Arda Güler a una nueva demarcación. Ninguno ha logrado hacer olvidar la figura del centrocampista alemán.
Tampoco cubrió el deseo de marcharse a una nueva aventura de Nacho Fernández, el 'comodín' que siempre salvaba cualquier apuro para Ancelotti en el centro de la zaga o los laterales. No llegó nadie en su lugar. Se confió en la vuelta de Alaba, aún sin fecha, se quedó en la plantilla Jesús Vallejo, sin la confianza del cuerpo técnico y pocas opciones de jugar tras sus minutos de nerviosismo ante el Alavés, y la grave lesión de Dani Carvajal complicó un panorama ya precario.
El Real Madrid lanzó un mensaje inmediato tras la lesión de rodilla de su capitán y referente en el campo en liderazgo que ha faltado en las derrotas. No acudirá al mercado invernal salvo situación extrema. Los resultados pueden cambiarlo todo y ya se estudian opciones defensivas en la casa blanca.
El buen sabor de boca que dejó en el madridismo el primer año de Arda Güler, pese a estar marcado por las lesiones y la falta de continuidad, y las primeras apariciones por su hambre, la búsqueda continua del gol y las ocasiones generadas por Endrick, provocan que sean los dos nombres de jugadores más demandados por la grada del Bernabéu en un mal momento.
Sin embargo, ambos han desaparecido del equipo y se les ve más tiempo calentando en la banda en los partidos que dentro del terreno de juego. Los galones que siempre respetó Ancelotti en su carrera han pesado en los primeros momentos difíciles del curso y la contraposición con lo realizado por Hansi Flick en el Barcelona, dando paso a jóvenes valores de la cantera con éxito, duele en la afición del Real Madrid.
EFE
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