El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, cesado en la víspera por el primer ministro Benjamin Netanyahu, ha celebrado este miércoles una última reunión con el Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en la que ha instado a la cúpula militar del país a ser fieles a su compromiso con la defensa del Estado y no sucumbir a presiones externas.
"Cuando los vientos sean tormentosos, cuando la oscuridad os rodee, apegaos a la brújula de los valores, a la brújula de la moral, y no dejéis que nadie os desvíe de este camino", ha manifestado Gallant, quien ha recordado "las horas difíciles del fracaso del 7 de octubre", pero también "los momentos de recuperación y logros sin precedentes" durante la posterior guerra.
"La lealtad de las FDI, de sus combatientes, de sus oficiales, del juramento de los reclutas desde el primer día, es hacia el Estado de Israel y sus leyes, y el compromiso se expresa en el espíritu y los valores de las FDI. Eso es con lo que estamos comprometidos", ha añadido el ministro de Defensa saliente, según ha señalado su oficina y recoge 'The Times of Israel'.
Netanyahu argumentó en la víspera que la destitución de Gallant estaba justificada en las tensiones y discrepancias entre ambos que, acrecentadas en los últimos tiempos, habían llevado a una descoordinación que no era tolerable, menos aún en un contexto de guerra como por el que atraviesa Israel, con frentes abiertos en la Franja de Gaza y en la frontera norte con Hezbolá.
Las discrepancias a las que aludió Netanyahu no son solo las relativas a un hipotético acuerdo para la liberación de los rehenes cautivos por Hamás en la Franja de Gaza y el fin de la guerra, sino también sobre el ímpetu de Gallant para retirar la exención de la que disfrutan los ultraortodoxos para no cumplir servicio militar. Este grupo social es una parte esencial del gobierno de Netanyahu.
Así las cosas, Gallant ha aprovechado esta última reunión con la cúpula castrense de Israel para incidir en la necesidad de ampliar las filas de las FDI en vista a los "desafíos de seguridad" por los que atraviesa el país y que en el futuro "aumentarán significativamente". "Necesitaremos más recursos, el primero de los cuales es que necesitaremos más gente", ha dicho.
La destitución de Gallant recibió el apoyo de gran parte del gabinete de Netanyahu, incluidos sus socios más ultranacionalistas. Sin embargo, no fue bien recibida por parte de la oposición, que acusó al mandatario de tomar una decisión política en un contexto de inseguridad nacional, ni tampoco entre la población, que salió a las calles y bloqueó carreteras en Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades.
Este miércoles de nuevo miles de israelíes han salido a las calles de Jerusalén por segundo día consecutivo para protestar por la expulsión de Gallant. Los manifestantes se han congregado en torno al edificio del Parlamento (Knesset) y exigen que las autoridades del país alcancen un acuerdo que culmine con la liberación de los rehenes en Gaza y ponga punto y final a una guerra iniciada hace ya casi trece meses.