ONU: Valencia demuestra que ciudades requieren políticas específicas ante cambio climático

Las ciudades deben implementar medidas urgentes y efectivas ante el cambio climático, priorizando la planificación urbana y el acceso a vivienda asequible para mitigar desigualdades y riesgos ambientales

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Álvaro Mellizo

El Cairo, 5 nov (EFE).- Catástrofes como la de Valencia demuestran que la "humanidad tiene que comenzar a trabajar" en la complicada "intersección entre cambio climático y las ciudades", que van a ser víctimas de cada vez más eventos climáticos adversos y requerirán políticas de "alertas inmediatas y comunicación", apoyo comunitario y planificación estratégica del uso del suelo para su supervivencia.

Así lo indicó en una entrevista con EFE la directora Ejecutiva de ONU-Hábitat, Anacláudia Rossbach, responsable de la agencia de las Naciones Unidas dedicada a los asentamientos humanos, en el marco del Foro Global de Urbanismo (WUF12, en inglés) que se desarrolla esta semana en El Cairo.

Pregunta: ¿Cómo pueden las ciudades lidiar con los efectos del cambio climático?¿Qué se ha hecho mal, qué puede estar bien? Valencia es ahora un ejemplo...

Respuesta: Obviamente seguimos la situación en Valencia, pero hace un mes hubo otro incidente en Nigeria, también por lluvias, y más de mil muertos, y en muchos países africanos, y en mi país, Brasil, que sufrió un montón a principios del año también con inundaciones.

Ahora toco a una de las partes del mundo más estructurada, más planificada, con menos grado de pobreza. Es un elemento para pensar muy importante (...)

Estamos en un punto importante de la acción climática y lo que está sucediendo con los desafíos climáticos es que estamos en un mundo que cada vez va a estar más urbanizado. En 2050, el 70% de las personas vivirá en ciudades. Tenemos que reflexionar sobre esta intersección entre el tema urbano y el tema climático y trabajar las opciones.

Hay una opción obviamente de respuesta inmediata, de alarmas. Hay que trabajar y ahí hay muchos ejemplos, incluso ejemplos del Sur Global ,que podrían ser útiles para España, de cómo las comunidades se apoyan en la ausencia de un mecanismo de alarma más estructurado. Creo que tenemos que innovar mucho en este aspecto, de alarma, de comunicación, e involucrar la comunidad va a ser fundamental.

También hay que ver como planificar la ciudad de una manera que mitigue estos incidentes y ahí un punto estratégico son las poblaciones y las comunidades en situación más vulnerable. Hay que mapear y ver qué se puede hacer en términos de infraestructura.

Y luego la propia planificación urbana y el uso del suelo, porque lo que está ocurriendo hoy en el mundo es que estamos creciendo más en el uso de territorio que en población y eso no nos ayuda, porque nos estamos comiendo los entornos naturales, incluso afectando la seguridad alimentaria.

Mi conclusión sobre la magnitud y la sorpresa es que tenemos que pensar mucho más estructuradamente cómo mejorar los mecanismos de alarma. Llevar el uso del suelo de una manera más central a las opciones climáticas, dónde la relación con lo local es fundamental.

Y estas necesidades requieren recursos. Entonces hay que ver lo importante que es aplicar recursos a las áreas urbanas para que las ciudades puedan estar más preparadas y mitigar y resolver estos eventos.

P: El acceso a la vivienda asequible es otro gran problema en España y en el mundo. ¿Qué se puede hacer?

R: Aquí tenemos un tema estructural de la sociedad, que es la desigualdad. En los países del Sur Global esa brecha es más grande, pero ahora países como España y Estados Unidos están enfrentando crisis de capacidad de pago muy fuertes.

Esto lo tenemos que enfrentar como sociedad en conjunto. Podemos trabajar para ampliar la oferta de suelo dedicado a vivienda a través de marcos legales nacionales, urbanos, desde la planificación urbana y de políticas de suelo, porque necesitamos pensar de una manera estratégica el crecimiento de las ciudades.

Pensar cómo los flujos migratorios afectarán el crecimiento de la ciudad y ahí trabajar con opciones de densificación, por ejemplo. Ir a la altura, maximizar o reutilizar espacios vacíos y ociosos en las ciudades, o edificios degradados, hay mucha propiedad de uso público que podría ser repensada en modelos para ofertar vivienda social y evitar al mismo tiempo la expansión urbana, pues no podemos seguir con las ideas de seguir creciendo en espacio pues eso está afectando los desafíos climáticos.

No es un problema estructural que podamos atacar, pero podemos desde la planificación urbana trabajar con mecanismos y con una visión compartida de sociedad. Gobernanza, participación ciudadana y una masa crítica sobre la visión de ciudad que queremos. Y con instrumentos de planificación y las políticas de suelo para ampliar el suelo, regular el precio y la localización de las viviendas.

P: La desigualdad es otro fenómeno urbano, particularmente en América Latina...

R: La desigualdad es estructural. La urbanización de América Latina ha generado una visible desigualdad urbana, segregación, prevalencia de informalidad, etcétera. Esto está claro.

Pero yo no creo que la ciudad sea la causa de la desigualdad. Creo que la ciudad en los últimos 20 o 30 años de urbanización en la región, todos los indicadores sociales y Desarrollo Humano mejoraron.

En la ciudad las mujeres tienen más acceso a trabajar y estudiar, una red de apoyo más estructurada. También los ciudadanos tienen más oportunidades de participación en los procesos políticos, más acceso a educación, a servicios de salud...Todo ha mejorado, aunque la desigualdad siga. EFE

(foto)(vídeo)

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