El expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad estatal, Dimitri Medvedev, ha manifestado este domingo la ausencia de expectativas de Rusia ante las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre, alegando que no supondrán camnio alguno para el país, al tiempo que ha insistido en la necesidad de continuar con la ofensiva sobre Ucrania.
"No tenemos motivos para tener grandes expectativas. Para Rusia, las elecciones no cambiarán nada, ya que las posiciones de los candidatos reflejan plenamente el consenso bipartidista sobre la necesidad de que nuestro país sea derrotado", ha sentenciado el exmandatario en una comunicación compartida a través de su canal oficial de Telegram.
En este contexto, Medvedev ha cuestionado la aptitud de los dos candidatos a la Casa Blanca, la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, ironizando respecto a la única cuestión "que importa" en estos comicios: "Cuánto dinero ganará el nuevo POTUS (siglas en inglés para designar al presidente de EEUU) para la guerra lejana de otra persona".
De Harris ha dicho que "es estúpida, inexperta y controlada" y ha augurado que "tendrá miedo de todos los que la rodean", por lo que --en caso de salir elegida presidenta-- gobernarían "los ministros y asesores más importantes, además de indirectamente la familia Obama".
Respecto a Trump, ha criticado su "cansancio" y sus tópicos, sentenciando que "no puede detener la guerra ni en un día ni en tres días ni en tres meses". "Si realmente lo intenta, podría convertirse en el nuevo JFK", ha apostillado.
"Por lo tanto, la mejor manera de hacer que el 5 de noviembre sea agradable para los candidatos al más alto cargo estadounidense es ¡continuar aplastando al régimen nazi de Kiev!", ha concluido el expresidente.
Los estadounidenses están llamados a elegir este 5 de noviembre quién ocupará la Presidencia durante los próximos cuatro años, en una cita en la que habrán de elegir si quieren que el magnate Donald Trump vuelva a la Casa Blanca cuatro años después o prefieren en cambio que la actual vicepresidenta continúe con el legado dejado por Joe Biden, obligado a renunciar a su candidatura en plena campaña.