La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha denunciado este sábado que el 85 por ciento de los asesinatos de periodistas queda impune, un crimen que aumentó cerca de un 40 por ciento entre 2022 y 2023.
En un informe publicado con motivo del Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, el organismo ha constatado un ligero descenso en comparación con la tasa de impunidad del 89 por ciento en 2018 y el 95 por ciento en 2012.
Pese a ello, la UNESCO ha alertado de que la impunidad conduce a más asesinatos, muestra "el colapso de la ley y los sistemas judiciales" y "daña a la sociedad al encubrir graves abusos a los Derechos Humanos, la corrupción, y la delincuencia".
El informe indica además que en los años 2022 y 2023 fueron asesinados 162 profesionales de los medios, lo que supone "un aumento con respecto al bienio anterior, en el que la UNESCO registró 117 casos de asesinatos".
En este período, el más siniestro desde 2016, un periodista fue asesinado cada cuatro días. Más de la mitad de estos crímenes, explica el informe, tuvieron lugar en zonas de conflicto armado. La cobertura del crimen organizado, la corrupción o de movilizaciones motivaron el resto de asesinatos de periodistas.
América Latina y Oriente Próximo fueron las regiones más peligrosas para los periodistas. En 2022, el país con el mayor número de muertes fue México, con 19 casos, mientras que en 2023, la cifra más alta se registró en los territorios palestinos, con 24.
Según el Comité para la Protección de Periodistas, en este último territorio han sido asesinados 134 profesionales de la prensa desde la ofensiva militar israelí desatada el 8 de octubre de 2023, tras el ataque la víspera del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
"Estos crímenes no deben ni pueden quedar impunes (...), recordemos la importancia de la seguridad, la independencia y la protección de los periodistas en el cumplimiento de su misión, tan crucial para la paz y el progreso social", ha declarado la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, en un comunicado.