Beirut, 1 nov (EFE).- Tras un mes de invasión, las tropas israelíes han progresado de forma limitada y se han adentrado un máximo de 7 kilómetros en el sur del Líbano, donde el grupo chií libanés Hizbulá está intentando contener una operación terrestre sin un objetivo declarado y que cuenta con una potente cobertura aérea.
Los enfrentamientos en la zona estallaron el 8 de octubre de 2023, pero la violencia alcanzó unos niveles sin precedentes en décadas a partir del 23 de septiembre de este año, cuando el Ejército israelí lanzó su masiva campaña de bombardeos contra el Líbano.
Desde el aire, Israel ha propinado los golpes más duros a la formación aliada de Irán desde su fundación en 1982 con la aniquilación de la mayor parte de su cúpula, incluido su líder, Hasán Nasrala, y cientos de sus combatientes.
La incursión terrestre comenzó a resonar a mediados de septiembre y poco después, con ambos bandos afirmando estar preparados para una confrontación terrestre, Israel inició una serie de incursiones "limitadas" en territorio libanés el 1 de octubre.
Los combates no cesan desde entonces y se desarrollan a lo largo de la Línea Azul, como se conoce la frontera entre Israel y el Líbano y donde están desplegados los soldados de la misión de paz de Naciones Unidas en el sur del país (FINUL), situados bajo fuego cruzado y que han reiterado que permanecerán en su lugar.
Los cascos azules, comandados actualmente por España, han denunciado reiteradamente que Israel ha alcanzado e incluso sobrepasado y dañado sus instalaciones, al tiempo que lleva meses advirtiendo que "la situación de seguridad es sumamente difícil". También han denunciado el impacto de proyectiles de Hizbulá.
La FINUL dice haber observado desde el inicio de la invasión enfrentamientos en varias localidades a lo largo de la frontera, todas ellas sin vecinos, que han huido más al norte ante el despliegue de cuatro brigadas del Ejército de Israel.
En la zona occidental de la divisoria se han registrado combates en Alma Shaab (a 1,2 kilómetros de la frontera), Labbouneh (500 metros), Meiss al Jabal (1,2 kilómetros), Houla (2,1 kilómetros) y Ras Naqoura (3 kilómetros), una zona donde la FINUL mantiene su cuartel general.
Israel se ha adentrado más en el este, donde ha habido combates en Aitaroun (2,6 kilómetros), Bint Jbeil (3,7 kilómetros), Hanin (5,5 kilómetros), Kounine (6,8 kilómetros), Markaba y Maroun al Ras (2 kilómetros), así como en Yaroun y sus alrededores (1,7 kilómetros), según la FINUL.
En estos combates han muerto más de una treintena de soldados israelíes y cientos de combatientes de Hizbulá, según el Ejército de Israel.
El grupo chií asegura que sigue resistiendo el avance y que cuenta con las capacidades para seguir haciéndolo "durante meses".
Según las informaciones difundidas por Hizbulá, en los últimos días los combates se están concentrando en los alrededores de la localidad de Khiam, a unos 6,4 kilómetros al norte de la frontera con Israel y donde el movimiento está lanzando cohetes e incluso misiles guiados contra concentraciones de soldados y tanques de Israel.
El objetivo de esta invasión, más allá de "destruir las capacidades" de Hizbulá, no ha sido explícitamente declarado. Expertos advierten que el 'modus operandi' está siendo el mismo que en la Franja de Gaza: expulsar población, ocupar territorio y destruir todo tipo de infraestructura.
El centro de investigación estadounidense Institute for the Study of War (ISW) indicó en un informe reciente que Israel "está dando señales de que se está preparando para terminar su fase inicial de operaciones terrestres en el sur del Líbano", en un momento en el que se está planteando una posible tregua con Hizbulá.
Los supuestos avances en estas negociaciones sugieren, según el ISW, que Israel "cree que ha logrado los objetivos militares" para degradar las capacidades de Hizbulá, que aún prosigue lanzando ataques diarios contra el norte del Estado judío.
En paralelo, Israel sigue con su campaña de bombardeos en casi todo el Líbano. Desde octubre de 2023, el Gobierno libanés ha registrado casi 12.000 ataques israelíes de diferente tipo, pero desde hace más de un mes estas acciones ascienden a alrededor de cien por día, principalmente dirigidos contra el sur del país y los suburbios meridionales de Beirut, zonas mayoritariamente chiíes.
Israel defiende que sus operaciones pretenden asegurar el regreso de unos 60.000 desplazados al norte de su territorio, donde Hizbulá ha lanzado más de 2.200 ataques desde el inicio de las hostilidades, según el Armed Conflict Location and Event Data (ACLED).
Desde el 1 de octubre, Israel ha ordenado además la evacuación de unas 300 localidades del sur y del este del Líbano, las zonas más azotadas con diferencia por los ataques aéreos.
Según el Gobierno libanés, los bombardeos se han concentrado principalmente en las regiones meridionales de Bint Jbeil (23,5 %), Marjayún (25,3 %), Tiro (26,6 %) y Nabatiye (6,4 %), mientras que la zona oriental de Baalbek ha sido escenario del 4 % de los ataques aéreos desde el inicio de la guerra, que ha provocado el desplazamiento de más de 1,2 millones de personas.
Sin embargo, otras zonas consideradas "seguras" también han sido alcanzadas por bombardeos lanzados sin previo aviso, como Beirut, Baabda, Trípoli, Chouf, Sidón o las regiones de mayoría cristiana de Aley y Zahle. EFE