Johannesburgo, 1 nov (EFE).- El abogado de derechos humanos Duma Boko se convirtió este viernes en el sexto presidente de la historia democrática de Botsuana después de que su partido, la Coalición por el Cambio Democrático (UDC, en inglés), lograra en las elecciones del 30 de octubre la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar uno de los países más estables de África.
"Lo que ha ocurrido hoy eleva nuestra democracia a un nivel superior. Significa que hemos asistido a una transición democrática pacífica y ordenada de un régimen a otro", declaró a la prensa Boko después de conocer los primeros resultados que confirmaban la victoria de la oposición en los comicios.
El político, de 54 años, se ha convertido así en el protagonista de un cambio histórico para el país: por primera vez desde su independencia de Reino Unido en 1966, no será el oficialista Partido Democrático de Botsuana (BDP) quien ocupe el poder.
Y lo ha conseguido al frente de la UDC, una agrupación de partidos de tendencia izquierdista que ya logró en las elecciones de 2019 un hito al conseguir aumentar su porcentaje de voto al 36 %, por encima del 30 % alcanzado en las elecciones de 2014.
"Me siento muy honrado y solo puedo prometerles (a los botsuanos) que haré todo lo que esté en mi mano", aseveró Boko, frente a una victoria que mantiene el historial de transiciones de poder pacíficas en Botsuana, el país que ha tenido un régimen democrático ininterrumpido durante más tiempo en el continente.
Nacido el 31 de diciembre de 1969, Duma Gideon Boko estudió Derecho en la Universidad de Botsuana, donde ejerció como representante estudiantil y tuvo entre sus compañeros de clase a algunos de los que se convertirían más tarde en los jueces más destacados del país.
Posteriormente, cursó un máster en la escuela de Derecho de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), antes de volver a su país para ejercer como profesor entre 1993 y 2003 en la misma universidad en la que se formó, mientras tenía además su propio despacho.
Durante esos años, criticó la visión poco progresista de la judicatura en Botsuana, antes de convertirse en el líder del Frente Nacional de Botsuana (BNF) en 2010.
Ese partido formó en 2012 la UDC junto con el Movimiento por la Democracia de Bostuana (BMD) -una escisión del BDP- y el Partido Popular de Botsuana (BPP). También se unió posteriormente el Partido del Congreso de Botsuana (BCP).
Solo dos años después, Boko lideró la UDC hasta un segundo puesto en las elecciones generales de 2014, lo que convirtió al jurista en el líder de la oposición, un título que perdió en 2019 al ser derrotado en su circunscripción por la candidata oficialista.
En esa votación, el aspirante opositor denunció un presunto fraude electoral y presentó un recurso ante los tribunales que fue finalmente desestimado.
La salida de algunos partidos de la UDC no frenó su ascenso meteórico en las elecciones de este año de la coalición, que ha conseguido más de 31 de los 61 asientos de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) sobre los que votaron el pasado miércoles los botsuanos.
Boko ha hecho de la creación de puestos de trabajo de calidad y bien pagados el centro de su campaña electoral, una propuesta que mete el dedo en la llaga de una de las principales causas de pobreza entre los botsuanos: el desempleo.
Botsuana es el mayor exportador de diamantes a nivel global en cuanto al valor de las gemas y el segundo en volumen (el primero es Rusia).
Esta lucrativa industria le ha permitido pasar de ser uno de los países más pobres del mundo tras la independencia a tener un producto interior bruto (PIB) per cápita de más de 19.000 dólares y ser considerado por el Banco Mundial (BM) como un país de ingresos medios altos.
Sin embargo, el nuevo presidente tendrá que poner remedio a una tasa de paro que no ha hecho más que empeorar durante los últimos años, hasta situarse por encima del 25 %, además de garantizar una mejor distribución de la riqueza en uno de los países más desiguales del mundo según el índice de Gini.
Asimismo, Boko deberá seguir y ampliar los esfuerzos puestos en marcha por su antecesor, Mokgweetsi Masisi, para diversificar la economía, extremadamente dependiente de los diamantes, hacia sectores como la agricultura o el turismo. EFE