Seúl, 31 oct (EFE).- Corea del Norte probó este jueves un misil balístico intercontinental para mostrar su "determinación de contraatacar a sus enemigos", un test que según Seúl está dirigido a influir en las elecciones de EE.UU. y que llega mientras crecen las condenas de la comunidad internacional a Pionyang por el envío de tropas a Rusia.
El misil lanzado hoy recorrió una distancia de unos 1.000 kilómetros desde su punto de lanzamiento en el interior de Corea del Norte hasta caer en aguas al norte de Japón, alcanzando una altura máxima de 7.000 kilómetros, según los datos recogidos por Tokio y Seúl.
El Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano dijo que el proyectil recorrió una trayectoria parabólica o un ángulo casi vertical -lo que le permite alcanzar mayor altitud y recorrer más distancia de lo habitual-, y señaló que podría tratarse de "un nuevo tipo de misil balístico de larga distancia de combustible sólido".
El ministro de Defensa nipón, Gen Nakatani, dijo por su parte que el misil voló durante una hora y 26 minutos antes de caer, lo que lo convierte en el misil de Pionyang que ha volado durante más tiempo hasta la fecha.
El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, afirmó hoy que el nuevo test con un misil balístico intercontinental (ICBM) demuestra la "determinación de contraataque" de Pionyang, a través de un comunicado de la agencia estatal KCNA.
El lanzamiento es "una medida militar apropiada dirigida al objetivo de informar a los enemigos, que han causado una escalada intencional de la situación regional y representado recientemente una amenaza a la seguridad nacional", dijo Kim en una declaración publicada horas después del test.
El dictador norcoreano también afirmó que el régimen "nunca cambiará su estrategia de desarrollar sus capacidades nucleares".
Corea del Sur señaló que el lanzamiento supone una "clara violación" de las resoluciones del Consejo de Seguridad Naciones Unidas, y anunció que propondrá ampliar las sanciones internacionales sobre Pionyang para controlar su importación de componentes que puedan ser empleados en misiles de combustible sólido.
El anterior lanzamiento de un ICBM por parte del Norte tuvo lugar el 18 de diciembre del año pasado, cuando probó uno del modelo Hwasong-18 con combustible sólido.
El nuevo test tuvo lugar escasas horas después de la reunión celebrada en Washington entre los titulares de Defensa estadounidense y surcoreano, Lloyd Austin y Kim Yong-hyun.
En ese encuentro, ambos condenaron el despliegue de tropas norcoreanas en Rusia, que según dijo Austin, se habrían acercado ya al frente de Ucrania y van equipadas con uniforme y material ruso.
Los servicios de inteligencia surcoreanos vienen haciendo un seguimiento estrecho de la presencia y movimiento de las tropas del Norte en Ucrania, y Seúl ha enviado una delegación a Bruselas para informar a la Unión Europea y a la OTAN de estos asuntos, además de contemplar el despliegue de un equipo surcoreano en Ucrania para monitorizar los desarrollos sobre el terreno.
La inteligencia surcoreana advirtió precisamente en la víspera de que Pionyang había completado los preparativos para realizar un nuevo test nuclear y un lanzamiento de misil balístico intercontinental, y vaticinó que alguna de esas pruebas armamentísticas podrían llegar de forma inminente, cerca de las fechas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos del próximo 5 de noviembre.
El portavoz del Estado Mayor Conjunto surcoreano, Lee Sung-jun, afirmó hoy que el momento elegido para el nuevo lanzamiento de un ICBM por parte de Pionyang apunta a su deseo de exhibir sus capacidades nucleares ante Estados Unidos, y enviar así un mensaje a quien se convierta en nuevo ocupante del Despacho Oval.
Algunos expertos señalan que, además de un gesto dirigido a Washington, el nuevo test del Norte podría ser un alarde de su músculo militar reforzado por su alianza más estrecha con Moscú o un intento de desviar la atención del envío de tropas a Rusia. EFE
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