Redacción Asia, 31 oct (EFE).- Las elecciones de EE.UU. plantean un reto de seguridad en Asia, donde Washington y Pekín se miden las fuerzas, ante un posible escenario continuista de refuerzo de pactos militares con los aliados en caso de victoria demócrata o su esperado debilitamiento si gana el lado republicano, lo que en principio beneficiaría a China.
Los comicios del 5 de noviembre llegan después de cuatro años en los que la administración de Joe Biden, que ha destacado al Indopacífico como prioritario pese a los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, ha reforzado sus alianzas de seguridad en Asia, sobre todo con Japón, Corea del Sur, Filipinas y Taiwán.
Mientras se cree que un gobierno de la candidata demócrata, Kamala Harris, continuaría impulsando los vínculos de Washington con sus socios como contrapunto a China -que ha acusado a EE.UU. de querer crear una "OTAN asiática"-, el regreso del republicano Donald Trump a la Casa Blanca presentaría escenarios más inciertos.
Trump ha cuestionado en el pasado los tratados de defensa mutua -que Washington tiene en Asia con Manila, Tokio y Seúl-, además de poner en duda los compromisos de la OTAN en situaciones como la invasión rusa de Ucrania, a donde tropas norcoreanas estarían desplazándose tras un acuerdo con Moscú, según Seúl.
Estos son los principales puntos calientes en Asia:
.
En Taiwán, el resultado de estas elecciones se percibe como una cuestión casi existencial: China está más decidida que nunca a concretar la "reunificación" entre el continente y la isla, que ha basado gran parte de su autogobierno en la posibilidad de ser defendida por Estados Unidos.
En el primer mandato de Trump (2017-2021), Washington incrementó su apoyo a Taipéi en seguridad, rompió la ortodoxia diplomática y mantuvo una conversación telefónica en 2016 con la expresidenta, Tsai Ing-wen, que enfureció a Pekín.
Sin embargo, como candidato para estas elecciones, Trump ha criticado a Taiwán, asegurando que Taipéi "robó" la industria de semiconductores de EE.UU. y que debería pagar a Washington por su defensa.
La administración de Joe Biden, por su parte, ha ido un paso más allá, ampliando las relaciones económicas con Taipéi. Además, el todavía presidente subrayó en varias ocasiones su intención de defenderla en caso de invasión china, rompiendo la tradicional "ambigüedad estratégica" de EE.UU. al respecto.
La isla, no obstante, cuenta con el apoyo bipartidista del Congreso de Estados Unidos.
Japón aguarda el resultado de las presidenciales en EE.UU. en un momento de inestabilidad política inédito en décadas, lo que hace que por ahora no cuente con ningún interlocutor claro para el próximo ocupante del Despacho Oval, que, de ser Trump, podría traer grandes quebraderos de cabeza para Tokio.
Los analistas prevén continuidad en la sólida alianza de seguridad Washington-Japón en caso de vencer Harris, y de hacerlo Trump, vaticinan que vuelva a reclamar a Japón un incremento de sus aportaciones por albergar bases estadounidenses, algo que el expresidente también ha afirmado que solicitará a Corea del Sur.
Muchos expertos consideran que la creación de una "OTAN asiática" planteada por el actual primer ministro nipón, Shigeru Ishiba, tendrá muy poco recorrido por lo debilitado que este ha quedado tras estas elecciones, y que la cooperación de seguridad a tres bandas Tokio-Seúl-Washington, profundizada con Biden, no correrá peligro ocupe quien ocupe la Casa Blanca.
Uno de los temas clave de una eventual presidencia de Trump será su disposición a volver a reunirse con el dictador norcoreano Kim Jong-un, teniendo en cuenta que la actual escalada de tensiones en la península de Corea y el rechazo del hermético régimen a cualquier diálogo con EE.UU. y sus aliados viene en gran parte del fracaso de la cumbre entre ambos mandatarios en Hanói en 2019.
Inmersas en un tenso tiro y afloja con Pekín por la soberanía de islas del mar de China Meridional, donde Washington se ha comprometido a honrar su pacto de defensa con Manila en caso de ataque de China, las autoridades filipinas han afirmado repetidamente que no ven diferencias excepcionales en política exterior entre Harris y Trump.
Así lo aseguró recientemente el embajador filipino en EE.UU., Jose Manuel del Gallego Romualdez. "Las políticas exteriores de los dos candidatos pueden diferir en Europa, pero cuando se trata de la región del Indopacífico, serían más o menos las mismas", indicó en un artículo.
Igualmente confiado en la solidez del tratado de mutua defensa de 1951, que Biden ha fortalecido con acuerdos complementarios durante su administración, aprovechando un mayor acercamiento a EE.UU. del actual presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., se muestra el portavoz de los guardacostas filipinos, en el centro de los incidentes con embarcaciones chinas, Jay Tarriela.
"Lo único que sé de Trump es que no es un fan de China", dijo en febrero Jay Tarriela, en plena escalada de tensiones con Pekín. EFE