Las autoridades de Ghana han impuesto un toque de queda y han ordenado un refuerzo del despliegue de seguridad en Bawku (noreste), situada cerca de las fronteras con Burkina Faso y Togo, tras la muerte de al menos 20 personas en enfrentamientos intercomunitarios.
El Ministerio del Interior ghanés ha indicado que la decisión busca intentar controlar los incidentes en la zona, sacudida desde hace varios días por enfrentamientos entre dos clanes rivales que ya han protagonizado diversos encontronazos durante los últimos años.
Los enfrentamientos en Bawku, ubicada en la Región Superior Este, estallaron durante la noche del 24 de octubre tras la vuelta a la zona de un jefe tradicional rival de la etnia mamprusi que llevaba cerca de un año exiliado a causa de una orden de arresto emitida contra él.
La anulación de la orden de arresto, dictada después de que fuera nombrado para el cargo por parte de una de las facciones enfrentadas, facilitó su regreso a la localidad, lo que provocó un aumento de las tensiones y derivó en unos combates que han provocado además el cierre de escuelas y centros de salud.
De hecho, decenas de jóvenes cerraron el lunes las oficinas de la Asamblea Municipal de Bawku para exigir al Gobierno que resuelva la situación en 24 horas, amenazando incluso con incendiar el edificio, según ha recogido la agencia estatal ghanesa de noticias, GNA.
Durante la jornada del martes se registraron nuevas manifestaciones y disturbios, incluida la quema de neumáticos, para denunciar la inacción de las autoridades ante el conflicto, que habría dejado "más de 50 muertos", según un testigo citado por GNA, si bien las autoridades no han confirmado este extremo.
Bawku ha sido escenario de enfrentamientos mortales entre los mamprusi y los kusasi, principalmente en torno al control de la zona y especialmente desde 2021. Naciones Unidas afirmó en febrero de 2023 que estos conflictos son uno de los principales factores detrás del aumento del extremismo en el norte de Ghana.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirmó en un informe que "las vulnerabilidades al extremismo violento y la radicalización en el norte de Ghana deben entenderse en el marco de los procesos socioeconómicos y de gobernanza más amplios y de los avances en materia de seguridad en África occidental y el Sahel".
El organismo subrayó que "Ghana, al contrario que muchos países de África occidental como Liberia, Sierra Leona, Malí, Burkina Faso, Costa de Marfil y Guinea, no ha experimentado conflictos civiles a gran escala", si bien destacó que el país está marcado por "muchos conflictos localizados que siguen amenazando su paz y estabilidad".
En este sentido, explicó que las regiones del norte del país africano han registrado durante los últimos años varios conflictos, "incluidas disputas interétnicas e intraétnicas que eran consecuencia de disputas por cargos de poder, tierras o fronteras e identidades y recursos", una situación derivada en parte de las "estructuras creadas por las administraciones y políticas coloniales para explotar y generar deliberadamente desconfianza entre los grupos étnicos", unas "dinámicas subyacentes" que "se han visto agravadas por las políticas posteriores a la independencia".
"Una preocupación clave para la radicalización y el extremismo violento en Ghana son los conflictos interétnicos y de jefaturas", sostuvo, antes de explicar que, si bien estas instituciones siguen contando con "confianza" en lo relativo a la gestión de asuntos locales, también es objeto de "múltiples conflictos que suponen fuente de división y disputa entre familias y grupos étnicos".