Ginebra, 30 oct (EFE).- En la última década, Irán ha forjado lazos estratégicos con actores criminales de todo el mundo, incluidos traficantes de armas y drogas, unos vínculos que amenazan ahora el orden internacional a medida que aumentan las tensiones en Oriente Medio, asegura un estudio de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.
En su informe publicado este miércoles, la ONG advierte que estos vínculos habrían permitido a Irán asesinar a críticos y opositores a su gobierno dentro y fuera de sus fronteras, obtener materiales para avanzar en su programa nuclear o eludir las sanciones internacionales impuestas por países como Estados Unidos.
El Gobierno iraní habría colaborado, por ejemplo, con empresas dedicadas a actividades ilícitas con ánimo de lucro como el tráfico de estupefacientes (especialmente a través de Turquía y el Cáucaso Sur), el contrabando de armas o la trata de seres humanos.
Además, fuera de la región, los carteles de la droga también habrían trabajado con las autoridades iraníes mediante asesinatos, secuestros y complots terroristas en países europeos como Albania, Chipre, Dinamarca, Países Bajos, Rumanía o Reino Unido.
El informe también incluye estudios de casos sobre cómo el régimen colabora con milicias en Irak, Siria, Palestina o Líbano, en este último con el grupo chií Hizbolá, el cual, denuncia, ha desempeñado un papel importante en el contrabando de petróleo y armas, así como en el blanqueo de dinero "en beneficio de las autoridades iraníes".
Según la investigación, los ingresos generados por estas actividades criminales contribuyen a financiar a los representantes de Irán y a enriquecer a los actores estatales, en particular al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
A cambio, Irán habría proporcionado a ésta y otras milicias en todo Oriente Medio amplio entrenamiento, fondos, armas, equipamiento y apoyo logístico.
La ONG responsable del estudio recomienda combatir estas redes criminales mediante la denuncia e investigación de sus actividades, así como con sanciones, controles a la exportación, medidas contra el blanqueo de capitales e incluso, en algunos casos, el recurso a las operaciones militares. EFE