(Bloomberg) -- Boeing Co. y los líderes sindicales que representan a 33.000 trabajadores en huelga mantuvieron el martes fructíferas conversaciones, con la ayuda del máximo responsable laboral de la administración Biden, en su intento de poner fin a un conflicto laboral de siete semanas que está paralizando la fabricación de Boeing en EE.UU.
Boeing y la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM) mantuvieron una “productiva reunión cara a cara” —con la asistencia de la secretaria de Trabajo en funciones, Julie Su— para “abordar cuestiones clave de la negociación”, según informó el sindicato en su página web.
“La comisión negociadora seguirá trabajando con la empresa para garantizar el mejor resultado posible para nuestros miembros”, añadió.
Boeing confirmó que reanudó las negociaciones y se reunió el martes con el sindicato.
El último intento de desbloquear la situación se produce después de que el 64% de los miembros del distrito 751 de la IAM votaran en contra de la tercera oferta de contrato de Boeing, que habría aumentado los salarios un 35% en cuatro años. La presión para que el fabricante de aviones llegue a un acuerdo aumenta a medida que los trabajadores se aferran a la idea de restablecer las pensiones y compensar una década de aumentos salariales mínimos.
La huelga de la IAM es la primera gran contienda laboral en Boeing en 16 años. Los trabajadores por horas están presionando para obtener importantes aumentos salariales y mejores beneficios de jubilación, impulsados por el resentimiento por haber recibido alzas salariales insignificantes en la última década, mientras que los ejecutivos sénior recibieron grandes recompensas.
La huelga está pasando factura a Boeing. En lugar de generar efectivo en el cuarto trimestre, la empresa espera gastar unos US$4.000 millones, lo que elevaría las salidas totales del año a US$14.000 millones.
El fabricante de aviones espera seguir gastando dinero en efectivo en 2025, y su desempeño financiero mejorará a medida que sus fábricas se recuperen gradualmente del paro laboral durante el año, dijeron los ejecutivos durante una llamada de resultados el 23 de octubre.
La huelga también está empezando a perjudicar a los proveedores, con posibles ramificaciones a largo plazo para Boeing. Una vez que se pongan en marcha las líneas de montaje de su principal fuente de ingresos, el 737 Max, y de sus aviones 767 y 777, el fabricante de aviones tendrá que vigilar cuidadosamente la capacidad de su cadena de suministro para mantener el ritmo. Spirit AeroSystems Holdings Inc. ya ha advertido de que despedirá a unos 700 trabajadores que fabrican componentes para los programas del 767 y 777.
Boeing, con sede en Arlington, Virginia, también sigue adelante con sus planes de recortar el 10% de su plantilla, el primer paso hacia un reajuste más amplio de sus actividades bajo la dirección de su nuevo director ejecutivo, Kelly Ortberg. La empresa ha empezado a reconstruir sus finanzas, recaudando US$21.000 millones en los últimos días en una venta ampliada de acciones, una de las mayores jamás realizadas por una empresa que cotiza en bolsa, para hacer frente a sus necesidades de liquidez y evitar una posible rebaja de su calificación crediticia a “basura”.
Nota Original: Boeing, Union Hold ‘Productive’ Talks in Attempt to End Strike
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