Rosa Soto
Beirut, 29 oct (EFE).- La calle Hamra, conocida como motor comercial y cultural de Beirut pese a la crisis que arrastra el país desde hace años, se ha transformado en las últimas semanas con la llegada masiva de personas que huyen de los ataques israelíes en el sur del Líbano.
Toda clase de establecimientos como cafeterías, restaurantes, pero también hoteles y tiendas de todo tipo están abarrotadas de gente, entre los clientes habituales y los recién llegados, lo que también se traduce en atascos por el tráfico congestionado y aceras ocupadas, en ocasiones, por puestos ambulantes de quienes tratan de buscarse la vida después de que la guerra les arrebatara su hogar.
Un paisaje urbano transformado desde que Israel iniciara el pasado 23 de septiembre una campaña masiva de bombardeos contra el sur del país que generó una oleada de desplazados hacia el norte y causó la muerte de más de 2.600 personas y heridas a 12.500.
Para algunos empresarios, la llegada de estas personas supone una oportunidad de incrementar sus ventas e, incluso, encontrar nuevos empleados. Al menos así lo considera el dueño de una pequeña tienda de ropa, que prefiere no revelar su nombre, y que ve positiva la "dinamización económica" que conlleva ampliar la clientela.
Sin embargo, no todos los propietarios de negocios comparten esta visión. Tras preguntar a diferentes comerciantes que se negaron a responder, el responsable de una concurrida cafetería afirma a EFE cree que esta "revitalización" de la zona trae problemas.
"Hay clientes de toda la vida que han dejado de venir porque no se sienten cómodos con los recién llegados. Entiendo su situación, pero el negocio se ve afectado porque no consumen lo mismo", dice desde detrás de la barra.
La diferencia en el poder adquisitivo es uno de los motivos que señala, a los que añade la "mala imagen" que genera encontrarse en la esquina con una parada ambulante vendiendo comestibles o ropa interior.
"Entiendo que solo son víctimas de lo que está pasando, pero los demás seguimos arrastrando una crisis que no afloja", comenta sobre los efectos que perduran del colapso financiero que arrancó en 2019 al que ahora hay que añadir las consecuencias del actual conflicto.
Esta calle vivió su época dorada en los años 60 y 70, cuando cines y teatros concentraban a artistas e intelectuales nacionales, pero también de otras partes del mundo.
En los últimos años, Hamra ha experimentado altibajos derivados de la situación política, económica y las diferentes guerras que se han sucedido en el país, pero el halo glamuroso lo ha mantenido, aspecto que ha servido de reclamo para quienes buscan refugio y empezar de nuevo.
Mohamed, un joven que trabaja en una zapatería en esta calle, afirma que "las tiendas mantienen los precios y las personas intentan proveer para los desplazados", pese a que usuarios de redes sociales alertan del incremento de precios de algunos establecimientos que tratan de aprovecharse de la situación.
Este joven insiste en que todos están pasando por una situación difícil, pero la "generosidad libanesa" brindará "nuevas oportunidades" a todos. "Es mejor que los acojan en lugar de estar en peligro", dice. EFE
(foto)(vídeo)