Más de 1.000 escritores, editores y trabajadores literarios, entre los que se encuentran Annie Ernaux, Sally Rooney o Judith Butler, han firmado una carta en la que aseguran que no trabajarán con entidades culturales de Israel, al ser "cómplices silenciosos" de la "opresión" que ejerce el país sobre Palestina.
"No trabajaremos con instituciones culturales israelíes que sean cómplices o hayan permanecido como observadores silenciosos de la abrumadora opresión a los palestinos. No cooperaremos con instituciones israelíes, incluidas editoriales, festivales, agencias literarias y publicaciones que sean cómplices en la vulneración de los derechos de los palestinos, incluso mediante políticas y prácticas discriminatorias o encubriendo y justificando la ocupación, el apartheid o el genocidio de Israel", sentencia el documento de Palestine Festival of Literature, al que ha tenido acceso Europa Press.
Así, continúan los firmantes, el boicot se extiende a aquellas instituciones que nunca hayan reconocido públicamente los derechos del pueblo palestino, ya que trabajar con estas entidades significa "perjudicar" a Palestina.
Se centran en la cultura porque aseguran que Israel ha utilizado a las instituciones culturales para "normalizar" las "injusticias", "ofuscando, disfrazando y lavando" con arte la "opresión" de millones de palestinos durante décadas.
En ese sentido, no reducen el conflicto a después de los atentados de Hamás del pasado 7 de octubre contra la población israelí, aunque sí advierten y recuerdan que expertos están afirmando que se trata de un "genocidio" por parte de Israel.
"Los funcionarios israelíes hablan claramente de sus motivaciones para eliminar a la población de Gaza, imposibilitar la creación de un Estado palestino y apoderarse de tierras palestinas. Esto se produce tras 75 años de desplazamiento, limpieza étnica y apartheid", concluye la carta.