A pesar de que los actos relacionados con los Premios Princesa de Asturias llegaron a su fin este sábado con la visita de los Reyes Felipe y Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía a Sotres, pueblo ejemplar de Asturias 2024, continúan llegándonos imágenes de lo especial que ha sido el regreso de la heredera por primera vez a la tierra natal de su madre, cuyo título de Princesa ostenta, desde que cumplió la mayoría de edad.
Y es que es innegable que Leonor se ha convertido en la protagonista indiscutible de estos días tan señalados para la Familia Real con motivo de la entrega de los galardones que llevan su nombre. Y no solo por sus estilismos -desde la preciosa falda estampada de tul con volumen que lució en el concierto previo del jueves, hasta el sofisticado traje con el que presidió la entrega de los Princesa de Asturias, sin olvidar el precioso minivestido de tweed con aires parisinos que escogió para las audiencias en el hotel de La Reconquista- sino por su aplaudida actitud.
Cada vez más madura y segura de sí misma, la Princesa de Asturias ha cautivado por su saber estar, su simpatía, su eterna sonrisa y, sobre todo, por su cercanía. A su llegada a Asturias el pasado jueves para recibir los títulos de alcaldesa honorífica de Oviedo y la Medalla de Asturias en solitario, Leonor no dudaba en saltarse el protocolo para acercarse a saludar cariñosamente a las decenas de personas que se agolparon en los alrededores del Ayuntamiento de la ciudad para darle una calurosa bienvenida.
Un gesto que no ha dudado en repetir en varias ocasiones, mostrando su lado más natural y espontáneo y conquistando con su encanto a todos los asturianos. Como en estas imágenes, inéditas hasta ahora, de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía abandonando el hotel de La Reconquista el pasado jueves para presidir, junto a sus padres, el tradicional concierto previo a la gran gala de los Princesa de Asturias en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.
Sin la presencia de los Reyes, la heredera posaba para una fotografía con un grupo de seguidores, con los que se deshizo en sonrisas, cercanía y naturalidad mientras su hermana permanecía en un discreto segundo plano. Además de firmar autógrafos y saludar a todo el mundo con simpatía y edudación, Leonor no dudó en agacharse a la hora de hacer la foto de grupo para el recuerdo, evitando así tapar a nadie y que todos tuviesen este inolvidable recuerdo con ella.
Mucho más rígida y seria que la Princesa de Asturias, la Infanta Sofía, que optó por quedarse a un lado mientras su hermana se daba un baño de masas. Un momento en el que un joven se acercó a ella para pedirle un selfie, que la hija menor de los Reyes accedió a hacerse con timidez.